Publicada por primera vez en 1969, la Historia del cine del académico español Román Gubern (Barcelona, 79 años) es, hasta hoy, una obra referencial. La TV, el cómic e incluso la pornografía también han sido su foco de estudio célebre (es su libro La imagen pornográfica y otras perversiones ópticas). Hoy, Gubern sigue activo en esta senda multimedial y lo demostró en su paso por Chile, en el marco de la IX Bienal Iberoamericana de Comunicación, organizada por el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.

En entrevista con La Tercera, la palabra "intermedialidad" es una constante en el discurso del académico, nombrado recientemente doctor honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid . "Por ejemplo, Lara Croft nace en un videojuego y acaba en el cuerpo de Angelina Jolie en una pantalla de cine. Hoy vivimos una realidad social intermedial en lo audiovisual y el sector más rentable son los videojuegos", afirma. Todo en medio de un "campo de batalla icónico", agrega.

¿Cree que internet ha traído una democratización de las imágenes?

Definitivamente, las esperanzas fueron mayores que la realidad, pero al ver quiénes controlan los contenidos uno se da cuenta que lo hacen compañías como Google, Microsoft, Apple, etc. Se está conformando una sociedad dual, por un lado son los info-ricos y los info-pobres. Los que buscan conformar una cultura digital rebelde y una cultura dominante. Es una lucha que no es fácil. En este continente se está invadido por la cultural visual de Hollywood

Usted dice que hay una pérdida del ritual de ver cine en una sala y la industria busca renovarse con el cine 3D, ¿cómo aprecia esto?

Es un ritual que se pierde por culpa de internet. Se crearon las multisalas para paliar esto, pero son un invento con base económica y hoy día el ruido mediático es tan grande que cuesta mucho orientarse para saber dónde está la calidad o la falsa calidad. Sobre el 3D es similar a lo que se dio en los 50, con la llegada de la TV. Se inventó el Cinemascope y el 3D. Lo mejor que se hizo fue La llamada fatal, de Hitchcock, pero se exhibió en todas partes en versión plana. Por tanto, no es la tecnología, los medios y la publicidad lo que salvarán al cine, sino el talento. Otro ejemplo: El artista. Blanco y negro y muda. Fue un éxito comercial y además ganó el Oscar.