El alemán Nico Rosberg se lanzó al ataque en la batalla final por el título mundial de Fórmula Uno, al trasladar toda la presión psicológica a su gran rival, el británico Lewis Hamilton, antes de la última carrera del campeonato en Abu Dhabi.
"Él tiene todo para perder, yo tengo todo para ganar", dijo el piloto alemán de 29 años, que anunció ya que durante todo el fin de semana pondrá en marcha una táctica para minar la seguridad de su compañero en Mercedes.
"Tengo que intentar ponerlo lo más nervioso posible", advirtió Rosberg.
Hamilton se apresuró a pedir juego limpio. "No somos niños. Sabemos lo que es correcto y lo que está mal", dijo el británico.
No obstante, el ánimo beligerante de Rosberg quedó claro desde el primer momento que el alemán pisó el circuito de Yas Marina.
El piloto de 29 años se halla a 17 unidades de su compañero de equipo en las "flechas de plata". Pero como en Abu Dhabi se concede doble puntaje, el alemán sería campeón del mundo si gana la carrera y Hamilton no sube del tercer puesto.
"En el deporte pasan cosas así a menudo", aseguró Rosberg. "Necesito ayuda de Lewis para que no termine segundo. Espero que se le ocurra algo", bromeó.
Mercedes no se meterá en la pelea deportiva entre sus dos pilotos.
"Les dejamos prácticamente libertad absoluta. Ambos son buenos muchachos, ninguno de los dos es traicionero", dijo el jefe de deportes de motor del fabricante alemán, Toto Wolff.
Mercedes tiene asegurado desde hace tiempo el título de constructores y el de pilotos, así que la pugna se verá con relativa calma desde el muro del equipo.
"Es un gran lujo lo que tenemos. Esto no se va a dar todos los años", admitió Wolff.
Rosberg quiere aprovechar la oportunidad de hacerse con el título en la última carrera del campeonato, y convertirse en el tercer alemán en conseguirlo, después de Michael Schumacher y Sebastian Vettel.
"En mi carrera eso sería, por supuesto, el punto culminante, una sensación verdaderamente fantástica", dijo Rosberg.
Desde su llegada a Abu Dhabi, el germano parece incluso sobremotivado, hablando de forma enérgica y abierta sobre su táctica en los próximos días.
Por el contrario, Hamilton mostró su cara más esquiva, reacio a hablar sobre sus sentimientos.
"He reunido suficiente experiencia en mi carrera como para estar preparado para estas situaciones", aseguró el campeón del mundo de 2008.
El británico tuvo opciones al título en la última carrera en tres ocasiones. La primera fue en 2007, en su primer año en la Fórmula 1. En aquella ocasión pagó su inexperiencia y vio cómo el finlandés Kimi Raikkonen lo adelantaba.
En 2008 ganó el título después de un infartante final en el que en la última curva logró el puesto justo que le permitía superar en puntos al brasileño Felipe Massa.
Dos años después, el alemán Sebastian Vettel fue quien se proclamó campeón en una última prueba en la que hasta cuatro pilotos, entre ellos Hamilton, tenían opciones.
"Mercedes ha hecho esta temporada bastante aburrida", lamentó irónicamente Vettel en Abu Dhabi, donde disputará su última carrera con Red Bull antes de correr, en 2015, para Ferrari, donde, según se anunció, sustituirá al español Fernando Alonso.
El alemán hace semanas que es el campeón destronado, pero aún no se sabe quién será su sucesor.
"Cualquiera de los dos sería un campeón merecido", dijo el jefe deportivo de Mercedes, que espera un final de temporada limpio y descarta una colisión intencionada entre sus volantes para dejar a uno de ellos fuera de combate.
"Controlar eso es imposible en un bólido de Fórmula 1, incluso para los mejores pilotos del mundo", dijo el austríaco Wolff.
Rosberg no quiere guiarse por los sucios duelos del pasado entre Alain Prost y Ayrton Senna, sino más bien por los campeones del mundo de fútbol.
"Esto es como para la selección empezar una final del Mundial con un 1-0 en contra", describió el alemán, para quien el triunfo de su país en Brasil es una "inspiración".