La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, admitió hoy, en su pronunciamiento por el Día de la Independencia, el uso de "remedios amargos" para enfrentar la delicada situación económica por la que atraviesa el país y la crisis política que tiene en jaque a su Gobierno.
"Si cometemos errores, y eso es posible, vamos a superarlos y seguir adelante", declaró Rousseff en un vídeo difundido en las redes sociales, en el que reconoció que "algunos remedios para esa situación, en verdad, son amargos, pero son también indispensables".
El tradicional discurso con motivo del Día de la Independencia no fue realizado en red nacional de radio y televisión para, según fuentes próximas al Gobierno citadas por la prensa, evitar un 'cacerolazo' como el ocurrido en anteriores intervenciones de Rousseff en los medios.
La mandataria, que está en niveles mínimos de popularidad -del 7 % según las últimas encuestas-, tiene al frente una economía debilitada con proyecciones oficiales de contracción del 1,49 % para este año y una inflación que terminará en 2015 con el doble de la meta propuesta del 4,5 %.
Además, Rousseff gobierna con un Congreso dividido después de que un sector del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la principal fuerza de la coalición aliada y del vicepresidente, Michel Temer, se opone a varias iniciativas propuestas por el Ejecutivo.
El Gobierno, salpicado también por el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, intenta poner en marcha un ajuste fiscal para sanear las alicaídas cuentas públicas.
"Las medidas que estamos adoptando son necesarias para poner la casa en orden, reducir la inflación y, por ejemplo, fortalecernos ante el mundo y conducir lo más breve posible al Brasil para retomar su crecimiento", apuntó Rousseff.
En medio de un fuerte esquema de seguridad, Rousseff participó hoy en la capital Brasilia de los actos y el desfile militar por el Día de la Independencia y no ofreció ningún discurso durante las celebraciones.
La Explanada de los Ministerios reunió manifestantes a favor y en contra del Gobierno, mientras que el tradicional "Grito de los Excluidos", que se realiza paralelo al aniversario del país con movimientos simpatizantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), protestó en varias ciudades contra el ajuste fiscal.
En su discurso en internet, Rousseff justificó el gasto que "fuese preciso" de su Gobierno para "garantizar el empleo y la renta de los trabajadores" y la "continuidad de las inversiones y de los programas sociales", que ahora deberán ser "revaluadas" para ver cuáles necesitan ser "reducidas".
En ese sentido, la jefa de Estado pidió "el esfuerzo de todos" y la "unión", dejando de lado los "intereses individuales o partidarios".
Manifestó también estar "preparada" para la conducción de Brasil en el "camino de un nuevo ciclo de desarrollo" y garantizó que a pesar de las "dificultades", no "abrirá mano" del "alma y carácter" que identifican su Gobierno.
Sobre los 193 años de independencia, Rousseff comentó que la fecha sirve para celebrar también la consolidación de la "democracia", a la que definió como "la mayor conquista alcanzada" con la "adopción del voto popular como método único de elegir nuestros gobernantes y representantes".