Las aguas no están para nada quietas en Brasil. A la inesperada irrupción de Marina Silva en la contienda electoral, ayer se agregó un elemento que será gravitante en los comicios del 5 de octubre. Brasil entró técnicamente en recesión, después de que el PIB registró entre abril y junio su segunda caída trimestral consecutiva. Esta es la primera recesión técnica del gigante sudamericano desde 2008.
El gobierno anunció que la producción se contrajo un 0,6% en el segundo semestre en relación con los tres meses anteriores, mientras que el crecimiento de enero a marzo cayó un 0,2%.
El gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff -que se juega su reelección- negó que el país esté en recesión, pero admitió la fragilidad económica. El ministro de Hacienda, Guido Mantega, atribuyó el fenómeno a los días feriados por el Mundial de Fútbol y pronosticó una mejora en el tercer trimestre. Rousseff dijo que la contracción es "momentánea". Según analistas, el retroceso del PIB también tiene relación con la crisis en la industria.
La recesión es una pésima noticia para Rousseff, ya que las encuestas dan por ganadora a la ecologista Silva en segunda vuelta, por una diferencia de, al menos, cinco puntos. Además, las cifras no la acompañan en este segundo trimestre: la producción industrial cayó 1,5% y los servicios un 0,5%, mientras que la inflación llega a 6,5% y el crecimiento económico proyectado en 1,8% deberá ser revisado hacia abajo. En 2010, Brasil creció 7,5%.
¿De qué manera este escenario afectará a Rousseff? Según dijo a La Tercera Eliane Cantanhede, columnista política de Folha de Sao Paulo, "después de todas las cuestiones políticas en torno a la caída del avión de Eduardo Santos y el ingreso de Marina Silva, la economía se sitúa nuevamente al centro del debate presidencial. Y claro, afecta a Dilma porque tenemos recesión técnica".
A juicio de esta influyente analista brasileña, a partir de ahora la oposición hará hincapié en esto.
Lo mismo piensa Ricardo Ribeiro, analista de MCM Consultores: "La noticia sobre la recesión técnica es una mala noticia para la Presidenta Dilma, porque ocurre en plena campaña". Eso sí, Ribeiro dice a La Tercera que aún no está del todo claro el alcance que pueda tener esto para la campaña oficialista, pero que hay una certeza, "la desconfianza de los empresarios".
Además, Ribeiro estima que Marina está cerca de su límite de intención de voto. La última encuesta de Datafolha, divulgada ayer, le otorgó un 34% tanto a Silva como a Rousseff en primera vuelta, mientras que en el balotaje, Silva ganaría con un 50% y la presidenta conseguiría un 40%.
El mercado ha comenzado a ver con buenos ojos a Silva. La Bolsa de Valores de Sao Paulo cerró el miércoles en 60.950 puntos, su mejor resultado desde enero de 2013. Los analistas lo atribuyen al giro de la campaña.