La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que comenzará mañana su segundo mandato, designó hoy a los catorce ministros que restaban de su Gabinete, de 39 miembros, y sustituyó el canciller Luiz Alberto Figueiredo por el actual embajador de Brasil en EE.UU., Mauro Vieira.
Salvo el canciller, los otros trece ministros anunciados hoy han sido en realidad ratificados en sus cargos.
Se trata de los titulares de Presidencia, Aloizio Mercadante; Desarrollo Social, Tereza Campello; Justicia, José Eduardo Cardozo; Medio Ambiente, Izabela Teixeira; Salud, Arthur Chioro; Trabajo, Manoel Dias; y Derechos Humanos, Ideli Salvatti.
Asimismo, ha ratificado a los ministros de Asuntos Estratégicos, Marcelo Neri; Comunicación Social, Thomas Traumann; Pequeñas y Medianas Empresas, Guilherme Afif Domingos; Políticas para Mujeres, Eleonora Menicucci; Seguridad Institucional, Jose Elito Siqueira; y Abogacía General de la Unión, Luís Inácio Adams.
La gran novedad en estos últimos nombramientos ha sido el cambio en cancillería, que supondrá un enroque, ya que Figueiredo deja el cargo para asumir la embajada de Brasil en Washington, hasta ahora ocupada por Mauro Vieira, quien también ha sido embajador en Argentina.
Esa alteración, que era objeto de conjeturas desde hace días, ha sido interpretada como un paso en favor de reforzar las relaciones con Estados Unidos, que a mediados de 2013 fueron ensombrecidas por un escándalo de espionaje denunciado por el ex agente de la CIA Edward Snowden.
Rousseff, reelegida en octubre pasado, ha anunciado a los miembros de su nuevo Gabinete en diversas fases desde fines de noviembre.
Según ella misma ha admitido, ello se debió en parte al grave escándalo de corrupción descubierto en la estatal Petrobras, en el que se teme que puedan estar implicados decenas de políticos que pertenecen a la base oficialista.
Rousseff incluso solicitó información sobre algunos candidatos a ministros a la Fiscalía, pero ese organismo, responsable directo de la investigación en Petrobras, alegó que no podía satisfacerla pues el proceso se desarrolla bajo un estricto secreto judicial.
La composición del nuevo Gabinete también se vio dificultada por el deseo de Rousseff de otorgar espacios en el Gobierno a todos los partidos de su amplia y variopinta coalición, que abarca todo el espectro ideológico de la política nacional, incluida la derecha.
Uno de los nombramientos más polémicos ha sido el de la senadora Katia Abreu como ministra de Agricultura, que ha generado un fuerte rechazo del combativo Movimiento de los campesinos Sin Tierra (MST) y de todos los grupos indígenas del país.
Abreu, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), formación de centroderecha a la que pertenece el vicepresidente de Brasil, Michel Temer, es ganadera y presidenta de la Confederación Nacional de Agricultura (CNA), patronal que representa a los grandes productores rurales del país.
Pero además, como senadora y miembro de un grupo suprapartidario que defiende en el Parlamento los intereses de los terratenientes, ha sido una de las voces más duras contra los programas de reforma agraria y la creación de nuevas reservas indígenas.