Un día después de destituir al ministro de Defensa Nelson Jobim, la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ratificó en sus cargos a los comandantes de las Fuerzas Armadas. Se trata del jefe del Ejérctio, Enzo Peri; del titular de la Marina, almirante Julio Soares Moura, y al comandante de la Aeronáutica, Juniti Saito, según reveló el diario Folha de Sao Paulo.
Los tres militares habían sido nombrados por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y fueron ratificados por Rousseff al asumir en enero pasado.
Fuentes militares expresaron críticas al nuevo ministro de Defensa, Celso Amorim, y dudaron de su capacidad liderar esa cartera, según reportaron hoy Folha y O Estado de Sao Paulo. Según las ramas castrenses el nuevo ministro, "contrarió principios y posiciones de los militares" a lo largo de su gestión de ocho años en la Cancillería durante el gobierno Lula (2003-2010).
Un alto oficial recordó que, como jefe de la política exterior brasileña, Amorim estrechó las relaciones del país con Cuba y Venezuela, así como al Presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, lo que generó insatisfacción en los medios castrenses más conservadores.
Amorim, que hoy se encontraba en una universidad de la región noreste, reemplazará a Jobim quien perdió el cargo tras criticar a dos ministras y afirmar que estaba "rodeado de idiotas" en el gabinete presidencial. En tanto, los jefes de las Fuerzas Armadas consideraron que Jobim se "insubordinó" al formular declaraciones que "pasaron del límite", y consideraron que su permanencia en Defensa era inconveniente, según detalla hoy el diario O Globo.
DUDAS Y TEMORES
La designación de un diplomático como Amorim para comandar el Ministerio de Defensa generó hoy dudas y temores sobre el futuro de las relaciones de los militares con el gobierno de Dilma.
La primera prueba del nuevo ministro, quien asumirá el cargo la semana próxima, será probablemente la aprobación por el Congreso del delicado proyecto de Rousseff de crear una Comisión de la Verdad para investigar los crímenes practicados contra opositores políticos durante la dictadura brasileña (1964-85) y para ubicar los cuerpos de cientos de desaparecidos, según afirma la agencia Dpa.
La propuesta genera temores en los medios castrenses, pese a que el gobierno aseguró que no pretende abrir juicios contra los responsables de violaciones de los derechos humanos, que serían beneficiados por la Ley de Amnistía dictada en 1979.
El ex ministro Jobim, había desarrollado una excelente relación con las Fuerzas Armadas desde que asumió el cargo, en 2007, durante el pasado gobierno. Según afirma hoy el diario O Estado de Sao Paulo, la sustitución de Jobim por Amorim generó reacciones negativas en el seno de las Fuerzas Armadas, donde generales, almirantes y brigadieres entrevistados bajo condición de anonimato consideraron la decisión de Rousseff como "la peor sorpresa" de los últimos tiempos.
Los oficiales sostuvieron que Amorim "contrarió principios y posiciones de los militares" a lo largo de su gestión de ocho años en el comando de la Cancillería durante el gobierno Lula (2003-2010).
No obstante, muchos analistas, como el politólogo David Fleischer, de la Universidad de Brasilia (UNB) opinan que Amorim tiene buenas posibilidades de superar las resistencias a su nombramiento y construir una buena relación con los sectores castrenses. "Muchos dicen que Dilma erró al designar a un diplomático, pero Amorim es diferente. Fue ministro de Relaciones Exteriores y muchas de sus opiniones nacionalistas coinciden con las de los militares. Esto pesa", expresó Fleischer, en entrevista al portal brasileño UOL.
Además de las posiciones nacionalistas, Amorim coincide con los militares en la defensa de un papel más destacado de Brasil en el escenario internacional y de la modernización de las Fuerzas Armadas. Una de las tareas del nuevo ministro será precisamente definir la licitación abierta por el gobierno para adquirir 36 nuevos cazabombarderos para la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), y que tiene como finalistas a los aviones Rafale, de la francesa Dassault, los F18 Super Hornet de la Boeing estadounidense y los NG Gripen de la sueca Saab.
"En primer lugar, me gustaría agradecer la confianza de la presidenta Dilma Rousseff. Tengo aprecio por el trabajo de mis antecesores. Quiero corresponder a los intereses de la nación", declaró Amorim, que participaba en un acto de la Universidad de Paraiba.