La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció el miércoles una rebaja a los impuestos para los trabajadores y un alza en la ayuda económica a los pobres, en medio de una baja en su popularidad a cinco meses de las elecciones en el país.

En un discurso transmitido en la víspera del Día del Trabajo, Rousseff dijo que firmó un decreto para reducir la carga impositiva sobre los ingresos de los trabajadores y un incremento en el valor del programa social Bolsa Familia para millones de brasileños.

"Esta será una importante ganancia salarial indirecta y más dinero en los bolsillos de los trabajadores", afirmó Rousseff. "También me comprometo a continuar con las políticas que incrementan el salario mínimo, que ha entregado muchos beneficios a millones de trabajadores", agregó.

Las preocupaciones por una alta inflación y un escándalo que rodea a la petrolera estatal Petrobras han golpeado el apoyo a Rousseff, incrementando las posibilidad de que sus rivales puedan forzarla a dirimir la presidencia en una segunda vuelta de las elecciones programadas para el 5 de octubre.

Aunque Rousseff se mantiene como la clara favorita para ganar su reelección, una sondeo divulgado esta semana mostró que la carrera presidencial podría ser más complicada que lo que se pensaba inicialmente para la líder de izquierda.

Según la encuesta, un 37 por ciento de los consultados tienen la intención de votar por Rousseff, frente al 43,7 por ciento alcanzado en febrero.

No estaba claro inmediatamente el impacto que tendrán las medidas sobre las debilitadas cuentas fiscales brasileñas.

El decreto incrementa en un 4,5 por ciento los niveles de ingresos utilizados para que los trabajadores paguen impuestos, lo que significa que la mayoría de los trabajadores terminarán con una menor carga tributaria.