La presidenta Dilma Rousseff y su  rival socialdemócrata Aecio Neves cerraron el sábado sus campañas para el  balotaje más reñido de la historia reciente en Brasil.

Tras una campaña electoral llena de dramas, sorpresas y agresivos ataques entre los contendientes, Rousseff aventaja por entre seis y ocho puntos a  Neves, según las últimas encuestas. 

Un total de 142,8 millones de brasileños están convocados a las urnas por  segunda vez en un mes el domingo, después de la primera vuelta celebrada el 5  de octubre.

Ambos rivales se han disputado el liderazgo en los sondeos desde que pasaron al segundo turno y dejaron atrás a la ecologista Marina Silva, que  entró inesperadamente en la carrera tras la muerte del presidenciable  socialista Eduardo Campos en un accidente de avión. Silva quedó tercera y ahora  apoya a Neves.

MÁS DENUNCIAS

Los candidatos han utilizado artillería pesada para minar la imagen del  rival.

Rousseff ha acusado a Neves de nepotismo cuando era gobernador de Minas  Gerais, ha insinuado que es agresivo con las mujeres -sin referirse a un  reporte de prensa que recorre las redes sociales y que asegura que empujó y  pegó a su acompañante en una fiesta en 2009- y que conduce bajo los efectos del  alcohol o drogas (Neves no hizo un test de alcoholemia cuando fue detenido por  la policía).

Neves ha acusado a Rousseff también de nepotismo, pero sobre todo de  "incompetencia" para manejar la séptima economía mundial y de "connivencia" con  escándalos de corrupción. 

En estos últimos días la corrupción saltó al primer plano en este país  indignado con los escándalos de desvíos de dinero público, como reflejaron las  masivas manifestaciones callejeras de 2013.

Neves abrió el octavo y último debate presidencial el viernes en la TV  Globo citando información de la revista opositora Veja, que denunció que tanto  Rousseff como el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), su padrino  político, estaban al tanto de desvíos de dinero de Petrobras, la mayor empresa  de Brasil, controlada por el Estado.

Alberto Yousseff -cuyo testimonio a la justicia publica Veja- y un  exdirector de Petrobras, Paulo Roberto Costa, denunciaron sobreprecios en  contratos de constructoras con la petrolera destinados a financiar al PT y a  partidos aliados. Ambos buscan reducir sus penas a cambio de dar a la policía  información privilegiada, y sus denuncias no han sido probadas.

Rousseff calificó esas denuncias de "terrorismo electoral" y anunció que se  defenderá en la justicia.  

En el debate, la presidenta retrucó recordando un escándalo de compra de  votos atribuido al partido de Neves en el estado de Minas Gerais (sureste), con  10 acusados que nunca han sido juzgados. El PSDB siempre consigue "guardar en  un cajón y archivar" las denuncias, dijo Rousseff.