Aún no encendían las brasas del fuego que el 12 de abril se ensañó con los cerros porteños, pero el músico Rubén Blades sentía ya, al momento de dar esta entrevista, que tenía un compromiso por cumplir con esa ciudad: "Todavía sigo con la idea de venir por acá de vacaciones y de escribirle una canción a Valparaíso". No alcanzó para canción, pero después de la tragedia, el compositor de Pedro Navaja dedicó un mensaje de apoyo en su sitio web a la ciudad.
Así es para Blades (65): estandarte vivo de la intelectualidad latinoamericana, es requerido en las contingencias del continente y sobre ellas se pronuncia también desde los escenarios. El 7 de mayo será el turno de Chile en el Teatro Caupolicán (entradas vía Ticketek) y quizás van quedando menos ocasiones de verlo en ese rol, mientras el salsero afina la posibilidad de consagrarse completo a su vocación política. "Es ahora o quizás, nunca", explica.
Aparte del grupo que lo acompaña, ¿en qué ha variado el espectáculo que trae a Chile?
Presentaremos lo que hacemos siempre: canciones que son historias urbanas. Tengo menos cabello y posiblemente esté más gordo. Quizás esté cantando peor. Espero que no. Si me arrojan frutas, soy parcial a la piña porque no viaja tan rápido como una naranja. Pero la sinceridad y la fuerza de la orquesta de Roberto Delgado, unidas a la experiencia que me continúa dando la vida, creo que hará para todos esta velada una memoria agradable.
Esta gira no incluye Venezuela. Usted entró al debate sobre el presente político de ese país. ¿Sintió alguna consecuencia?
Lo que hice fue plantear una posición que espero ayude a crear una disposición al diálogo. Después me vi obligado a una aclaración a la respuesta del Ejecutivo. Convirtieron mi argumento en piñata y le dieron palo de ambos lados. El tiempo dirá en qué ha quedado mi posición allá. Cuando uno opina en países polarizados políticamente, tienes la seguridad de que vas a molestar a uno de los dos grupos. Cuando no favoreces a ninguno de los dos, entonces molestaste a todos. La situación ahora mismo no está para giras artísticas mías allí, en mi opinión.
Leemos sobre su interés en postular a la presidencia de Panamá en 2019. ¿Qué lo motiva, cuál es su objetivo?
Indiqué mi disposición a considerar participar en la campana electoral del 2019 siempre y cuando tenga salud y un argumento que proponga un nuevo paradigma de administración pública. No he garantizado que voy a ser candidato. Sólo he dicho que lo consideraría por razón de tiempo. Tendré 71 años en 2019, si es que estoy vivo. La muerte de Paco de Lucía fue para mí una advertencia. Teníamos un proyecto en ciernes. Estaba seguro de que lo haríamos y no fue así. El tiempo no espera a nadie.
Cuando usted ejerció como ministro de Turismo, no giró. En caso de emprender una nueva carrera política, ¿lo tendremos en pausa en su carrera artística?
Mi trabajo de giras en el área afro-cubana terminará a finales de 2016. Espero comenzar a la organización del argumento político desde el 2017, si obtengo el respaldo que necesito en términos de gente. Solo no puedo hacerlo.
Usted preparaba un disco con Paco de Lucía. ¿Qué otros pendientes hay en el área artística?
Quizás lo haga, pero ya no utilizaré la guitarra como el instrumento principal. Eso era de Paco y será de Paco, siempre. Quizás invite a uno que admiramos, como el maestro Wayne Shorter, en el saxo.
Pero es otro proyecto, no sería el nuestro y eso me duele como nadie imagina. Existe una posibilidad de hacer un álbum completo con Calle 13. Tengo uno ya grabado con Boca Livre, del Brasil. Estoy trabajando en un proyecto, Mixtura, donde también incluyo propuestas urbanas como el rock. Y en junio sale mi más reciente CD: Tangos, producido por Carlos Franzetti.