En la comuna de San Pedro de la Paz, Región del Biobío, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) construye actualmente una villa pensada para familias mapuches. Se trata del conjunto habitacional "Ruka Colimapu", nombre que en mapuzungún significa "casa en tierra roja".
Es una iniciativa inédita para miembros urbanos pertenecientes a este pueblo originario, que en su primera etapa considera 222 viviendas, una cancha de palín, una ruca como sede intercultural-religiosa, juegos infantiles y áreas verdes con canelos.
Digna Cayuman es la presidenta del comité de vivienda que fundó este proyecto, que nació hace más de nueve años, como una necesidad de tener una vivienda propia y un espacio donde pudieran mantener sus tradiciones: "Nos costó años conseguir el terreno y después la aprobación del proyecto, pero estamos felices, ya que al fin lograremos tener nuestra casa propia donde siempre ha estado nuestra comunidad. Esto también significa un gran paso hacia la integración".
Para el seremi de Vivienda y Urbanismo del Biobío, Jaime Arévalo, es una forma de rescatar parte de las tradiciones del pueblo mapuche y la identidad de su territorio: "Este conjunto tiene como sello una mayor integración social y cultural, cruzando el desarrollo de nuestra zona con el reconocimiento de la diversidad étnica".
Loncos fundadores
Emplazado en el Sector Loma Colorada, el proyecto habitacional contempla dos tipos de viviendas. Un modelo será pareado y de dos pisos, distribuidos en una superficie de 51,71 metros cuadrados. El segundo diseño será sólo de un piso, con una superficie de 57,28 metros cuadrados, pensado para personas con capacidades diferentes, por lo que tendrán rampas. Las casas no tienen ninguna particularidad arquitectónica mapuche. Serán sus habitantes quienes deban darle un ethos especial.
Las calles de la villa, sin embargo, sí llevarán el nombre de los mapuches fundadores.
Según Silvia Calabrano, integrante del comité, este proyecto es un reconocimiento: "Nosotros nos juntamos en la laguna de San Pedro de la Paz para nuestras ceremonias, pero no somos muy respetados, hay personas que llegan a interrumpir. Ahora tendremos un espacio propio, con nuestro rehue y un canelo. Así, quienes se sientan mal o con pena puede venir a confesarse; esto es como una iglesia para nosotros".
En su primera etapa el plan también beneficia a 92 familias que no tienen ascendencia mapuche, pero que respetan y comparten las costumbres originarias. Ingrid Lagos es una de ellas: "Sin ser mapuche, acepté postular a este proyecto, porque todos estamos por la necesidad de una casa, de un espacio propio. No veo ningún problema a que sea un barrio mapuche, ya que la idea nació de ellos y harto que se esforzaron. Además, ellos nos integraron a nosotros".
Para septiembre
La entrega definitiva a las familias estaba contemplada para marzo, pero se aplazó para septiembre, fecha que el lonco José Sepúlveda espera que se cumpla: "Ellos se comprometieron y no cumplieron, pero les dimos seis meses más, hasta septiembre. Ahora no podemos alargarnos más".
Con una inversión de $ 11 mil millones, el porcentaje de avance en las obras es de 90%. Para la segunda etapa, de 230 viviendas, se hará el llamado durante este semestre.
"Esto es parte del reconocimiento del pueblo indígena, de lo importante que es", señaló el alcalde de San Pedro de la Paz, Audito Retamal.