El traslado masivo de unidades especiales ucranianas al este del país, de mayoría rusa, incrementó hoy las tensiones entre Kiev y Moscú, que acusó a los ucranianos de acciones que "podrían provocar una guerra civil".
Tropas del Ministerio del Interior ucraniano expulsaron entretanto de la sede de la administración local en la ciudad de Járkov a los activistas prorrusos que se habían atrincherado en el edificio y detuvieron a 70 personas.
Las fuerzas se seguridad tomaron el control, indicó el jefe de la administración regional, Igor Baluta. El Ministerio del Exterior ruso había advertido poco antes a Kiev sobre las consecuencias de una intervención militar.
"Exigimos paralizar de inmediato todos los preparativos militares que podrían provocar una guerra civil", señaló el ministerio en Facebook. Los derechos y libertades, incluso la vida de los ucranianos, están en peligro, subrayó el mensaje. Moscú ya había asegurado que de ser necesario protegería militarmente a sus ciudadanos en el país vecino.
Por su parte, Baluta subrayó que la "operación antiterrorista" contra los separatistas en Járkov continúa.
El ministro del Interior ucraniano en funciones, Arsen Avakov, informó que el centro de la segunda ciudad del país se encuentra por el momento bloqueado y que en la expulsión de los separatistas no se disparó un solo tiro, informa la emisora de Internet hromadske.tv.
El gobierno prooccidental de Kiev acusa a Rusia de intentar desestabilizar la situación con provocadores a sueldo.
Durante la noche hubo en Járkov enfrentamientos callejeros entre partidarios y detractores del gobierno de Kiev. Las fuerzas prorrusas exigían -al igual que en la ciudad oriental de Donetsk- la independencia de Ucrania y anunciaban un referéndum sobre el futuro estatus de la región como el que se celebró en Crimea.