El presidente ruso, Dmitri Medvédev, afirmó hoy que Rusia ha evitado lo peor durante la actual crisis global y planteó la necesidad de modernizar la economía del país en un plazo de dos o tres lustros.
"Hemos logrado evitar lo peor en cuanto a las consecuencias financieras directas de la crisis, relativas al paro, la banca y el funcionamiento del sector real de la economía", dijo Medvédev en una entrevista a la televisión adelantada por las agencias rusas.
El jefe del Kremlin opinó que esto fue posible gracias a las "sensatas medidas anticrisis" adoptadas por el Estado, como la ayuda directa a la banca, que gracias a la inyección de fondos resistió el impacto de la crisis y "ahora se siente normal".
De esta forma, indicó, el Estado pudo destinar fondos a la industria, en particular a la militar, y a la agricultura, ayudando a mantenerse a flote a numerosas empresas carentes de liquidez.
"Al controlar la situación en el sector financiero, hemos creado condiciones más o menos aceptables para el funcionamiento de la industria y la agricultura. Este fue un momento clave", señaló, según la agencia Interfax.
Admitió que la depreciación de la moneda nacional afectó a los ingresos de la gente, pero subrayó que se logró evitar una brusca devaluación del rublo, que ahora recobra peso debido tanto a las medidas anticrisis como al incremento de los precios del petróleo.
El líder ruso consideró muy probable que el país siga afrontando problemas el año que viene, pero opinó que el considerable déficit previsto en el presupuesto de 2010 tras varios años de superávit "no es ningún drama ni catástrofe para la economía".
"Nuestra tarea consiste en conseguir dentro de un año un presupuesto sin déficit o con uno mínimo, éste es el objetivo al que deben apuntar todas las decisiones el Gobierno y todo nuestro trabajo", manifestó.
También aseguró que durante y después de la crisis el Estado mantendrá una política marcadamente social para proteger a los sectores más desprotegidos de la población y, al mismo tiempo, proteger su capacidad adquisitiva y apoyar así al mercado interno.
Medvédev admitió que la reducción de la inflación en los últimos meses más que fruto de las medidas anticrisis es consecuencia de la contracción económica y financiera.
Pero instó a continuar los esfuerzos para lograr un nivel de inflación de no más del 57 por ciento anual, lo que permitirá reanudar la concesión de hipotecas y créditos a la población a "tasas de interés normales".
Por otra parte, el presidente instó a modernizar de una vez la economía de Rusia, al señalar que "el plazo de diez o quince años es un horizonte razonable tras el cual debemos ver una economía nueva en principio".
Preguntado sobre cuál es el "punto de no retorno" en la modernización económica, Medvédev señaló que éste llegara cuando al menos una parte sustancial de los ingresos del país no provenga, por fin, de la exportación de carburantes, como hasta ahora.
"Que sea al menos un 3040 por ciento, esto ya significará que vivimos en otro país y con otra economía", enfatizó.
Medvédev criticó veladamente a su antecesor en el Kremlin, el actual primer ministro Vladímir Putin, al señalar que Rusia ha desaprovechado diez años de "vacas gordas", con los precios del petróleo por las nubes, sin poner en marcha reformas estructurales ni modernizar la economía y las infraestructuras.
"Haya o no crisis, nuestra tarea primordial es la modernización de la economía (...) La única defensa contra las crisis es una economía desarrollada, diversificada e innovadora", sentenció.
A la pregunta de cuándo podrá dar Rusia por superada la crisis, el jefe de Estado respondió que "desde el punto de vista económico formal, esto ocurrirá cuando los indicadores macroeconómicos se recuperen hasta el nivel de precrisis y los superen".
El Gobierno de Putin sostiene que Rusia ya ha tocado fondo en la crisis, aunque la recuperación sea lenta, mientras los economistas señalan que para dar por terminada la crisis hace falta que los indicadores no empeoren durante dos trimestres seguidos.