La selección de fútbol de Rusia no pudo anotar frente a Portugal, pero al menos sus hinchas pudieron consolarse con una cerveza.
Rusia eliminó su restricción a la venta de cerveza en los estadios durante la Copa Confederaciones como parte de un pacto con la FIFA, que tiene un acuerdo de patrocinio con la empresa Budweiser.
Antes del partido del miércoles en el que Rusia perdió 1-0 ante Portugal, los fanáticos se congregaron en los locales alrededor del estadio Spartak de Moscú que ofrecían dos cervezas por 200 rublos (alrededor de 3.30 dólares), además de una alternativa sin alcohol. Eliminar la restricción "era lo correcto", dijo Sergei Sazonov, quien tomaba una cerveza vestido con una camiseta con la bandera de Rusia y un sombrero típico de la región del Cáucaso.
Prohibir la venta de cerveza no significa que no habrá fanáticos borrachos, señaló. "El que quiera emborracharse puede hacerlo antes del partido", dijo.
Rusia empezó a restringir la venta de alcohol en eventos deportivos después que hinchas ebrios que veían una transmisión al aire libre de una derrota ante Japón en el Mundial de 2002 provocaron todo tipo de disturbios en el centro de Moscú. En 2005 se impuso una prohibición en todos los estadios deportivos, que todavía está en efecto en eventos que no sean sancionados por la FIFA.
El gobierno ruso ha intentado durante décadas reducir el consumo de alcohol en el país, que está entre lo más altos del mundo y es vinculado con numerosos problemas de salud. Brasil también prohíbe la venta de alcohol en los estadios, pero dio su brazo a torcer ante la presión de la FIFA durante el Mundial de 2014.