Rusia inicia los JJOO de Invierno con soberbia ceremonia inaugural
En medio de múltiples polémicas, la gala de los Juegos Olímpicos ofreció un gran espectáculo para casi 40 mil asistentes.
Con un homenaje a su propia cultura, un espectáculo lumínico y mucho frío, Rusia realizó la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, los más caros y polémicos de la historia.
El espectáculo significó un viaje en el tiempo por todos los momentos gloriosos de la historia de Rusia, cruzado con los fuegos artificiales y una puesta en escena de primer nivel dentro del imponente estadio Fisht, para el deleite de los casi 40 mil espectadores que asistieron al escenario a orillas del Mar Negro.
"Declaro inaugurados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno", señaló cerca de las 22:30, hora de Rusia, el presidente Vladimir Putin, escoltado en el palco por los líderes mundiales que aceptaron la invitación.
Desde Grecia hasta Rusia, deportistas de 87 Comités Olímpicos Nacionales más los atletas de India, que competirán bajo bandera olímpica por una sanción del COI, recibieron un caluroso aplauso de la grada en algunos casos. La apoteosis llegó con la entrada de la delegación rusa, y por un momento se olvidaron los 50 mil millones de dólares invertidos, la polémica ley "anti-gay", los asientos vacíos en el recinto, o la amenaza terrorista que escaló hoy un peldaño más con el supuesto intento de secuestro de un avión con destino a Sochi.
En tanto, el relevo de la antorcha llegó a su fin después de 65 mil kilómetros de viaje. El fuego fue pasando por las manos de varias leyendas rusas del deporte. como la tenista Maria Sharapova, la atleta Yelena Isinbayeva, y el ex luchador Alexander Karelin. Finalmente, la llama encendió el pebetero con la ayuda de la ex patinadora artística Irina Rodnina y del ex jugador de hockey sobre hielo Vladislav Tretiak, ambos tres veces campeones olímpicos por la extinta Unión Soviética.
La ceremonia fue vista, según los cálculos previos del COI, por tres mil millones de personas, casi la mitad de la población mundial. Unas diez mil personas participaron en un show que costó más de 30 millones de euros y que se llevó a cabo en un estadio construido sólo para las ceremonias de apertura y clausura.
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