Críticas y una serie de reacciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Polonia, Ucrania y los Países Bálticos provocó el anuncio que hizo Rusia sobre la puesta en marcha de sus ejercicios militares conjuntos que realiza a partir de este jueves con Bielorrusia en varios puntos de ambos países y también en el enclave ruso de Kaliningrado.
Mientras Moscú y Minsk aseguran que las maniobras, conocidas como Zapad 2017, son "exclusivamente defensivas" y no representan "ninguna amenaza", la OTAN y los países vecinos mostraron su desconfianza sobre los ejercicios que se extenderán hasta el 20 de septiembre.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, profundizó las críticas que hizo la semana pasada en Estonia, cuando aludió a la falta de transparencia de Rusia. Aunque aseguró que tales maniobras no representan una "amenaza inminente", anticipó que las seguirán muy de cerca y recordó que ejercicios militares anteriores de Moscú fueron precursoras de "agresivas acciones contra sus vecinos". Stoltenberg se refería a que maniobras similares dieron paso en 2008 a la invasión de la región de Osetia del Sur y en 2014 a la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia.
Las Zapad 2017 se llevan a cabo en polígonos militares en el oeste de Bielorrusia y las regiones rusas de Leningrado, Pskov y Kaliningrado, región portuaria aislada del resto del territorio ruso, ubicada entre Polonia y Lituania, que fue anexada por Rusia en 1945.
Fuentes rusas y bielorrusas han dicho que en las Zapad participan unos 12.700 soldados -5.500 rusos y 7.200 bielorrusos-, cerca de 70 aviones, 250 tanques, 200 baterías de artillería y 10 buques de la Armada. Sin embargo, la agencia EFE consigna que los aliados denuncian que se trata de las mayores maniobras de los últimos años y que en ellas toman parte más de 100.000 efectivos, según Michael Fallon, ministro de Defensa británico.
A su vez, el experto militar independiente Alexandre Golts, coincide con la cifra de Fallon y, según dijo a France Presse, "Rusia es capaz de manipular las cifras con gran soltura, por eso no quiere observadores extranjeros. Pero 12.700 soldados anunciados en las maniobras estratégicas, es ridículo".
Aunque Rusia y Bielorrusia invitaron a observadores occidentales y han informado debidamente a todos los países de la OTAN y de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), éstos lo consideran insuficiente.
Polonia y los Países Bálticos alertaron a la Unión Europea sobre lo que consideran un intento de Rusia de amedrentar a sus vecinos, por lo que creen justificado el aumento de la presencia militar aliada en la zona con cuatro nuevos batallones, decisión muy criticada por el Kremlin.
El viceministro de Defensa de Polonia, Michal Dworczyk, declaró en el Parlamento que son maniobras que "no son transparentes".
La Presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, aseguró en una entrevista en la radio LRT que su país está mejor "preparado" que antes ante las maniobras, en parte por la ayuda de los "amigos de la OTAN".
El ministro letón de Exteriores, Edgars Rinkevics, aseguró en declaraciones a la radiotelevisión pública que "no podemos descartar intentos de probar las defensas de la OTAN o de ponernos a prueba de una forma no militar, como en ciberdefensa".
El Presidente ucraniano, Petro Poroshenko, cree que los ejercicios son, en realidad, "preparativos para una guerra ofensiva a nivel continental" y no descarta que sean utilizados como "cortina de humo" para una invasión del territorio de su país.
Algunos analistas, según consigna la agencia EFE, aseguran que difícilmente el Presidente ruso, Vladimir Putin, se planteará acciones agresivas contra sus vecinos cuando esta semana respaldó el despliegue de fuerzas de paz de la ONU entre ambos bandos en conflicto en el este de Ucrania.