Rusia pidió este sábado la apertura de un  proceso de transición política en Siria sin injerencia exterior, al día  siguiente de un encuentro en Ginebra del emisario internacional Lakhdar Brahimi  con representantes rusos y estadounidenses.

"La prioridad es poner fin de inmediato a la violencia y el derramamiento  de sangre, y enviar ayuda humanitaria a los sirios, incluidos los desplazados y  los refugiados", declaró el ministerio ruso de Relaciones Exteriores en un  comunicado. 

"Al mismo tiempo hay que lanzar un proceso de transición política en Siria,  que inscriba en la ley la igualdad de derechos garantizados para todos los  grupos etno-confesionales de este país", agregó la cancillería.

"Al igual que en el pasado, sostenemos firmemente y de forma previa que las  cuestiones relativas al futuro de Siria deben ser resueltas por los propios  sirios, sin injerencia exterior y sin que se impongan recetas preelaboradas",  destaca el comunicado.

El viernes en Ginebra, el viceministro ruso de Exteriores Mijail Bogdanov  habló del conflicto durante más de cinco horas con el enviado de la ONU y la  Liga Árabe para Siria, Lakhdar Brahimi, y con el secretario de Estado adjunto  norteamericano William Burns.

Por otro lado, sobre el terreno, este sábado de mañana hubo bombardeos e  intensos combates entre rebeldes y soldados sirios en la periferia de Damasco,  indicó el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Antes del amanecer, dos niños y un hombre murieron en el bombardeo de Al  Mleha, al sureste de la capital. Dos rebeldes murieron también en combates,  indicó el OSDH, que cuenta con una amplia red de militantes y médicos en Siria. 

En el centro del país, al menos un rebelde murió en combates en la  provincia de Homs, y otro hombre falleció en los bombardeos de la artillería en  Deir Ezzor (este), añadió el OSDH.

El viernes, 86 personas murieron en todo el país, entre ellas 30 civiles,  32 rebeldes y 24 miembros de las fuerzas del régimen, según la ONG.

También el viernes, los rebeldes se apoderaron del aeropuerto militar de  Taftanaz, en el noroeste del país. Es su mayor golpe al ejército del aire desde  el inicio de la revuelta contra el régimen de Bashar al Asad hace 22 meses.