Las alertas ya se encendieron y todos los ojos están puestos en lo que se ha visto como la próxima jugada de Vladimir Putin. Porque este jueves, el Presidente ruso hará gala de todo su poderío militar en los ejercicios Zapad -que significa Occidente- que se realizarán hasta el 20 de septiembre en Bielorrusia. Moscú anunció la participación de unos 12.700 militares de ambos países, pero Lituania, Estonia y Alemania han advertido que podría incluso alcanzar los 100.000 efectivos.
Las maniobras se realizan cada cuatro años y datan desde la época de la Unión Soviética, cuando eran usados para probar nuevas armas y tácticas. En esta oportunidad participará la Primera Brigada de Tanques de la Guardia Soviética, una famosa unidad de la Segunda Guerra Mundial que fue reformada en 2015, algo que ha sido considerado como un gran golpe ofensivo. "Su despliegue representa la primera vez desde el colapso de la Unión Soviética, que un gran poder ofensivo haya sido concentrado de una sola vez", señaló el diario The New York Times.
La preocupación ha llegado a tal punto que la revista británica The Economist calificó estos ejercicios como "los mayores realizados en Europa desde el fin de la Guerra Fría".
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) advirtió la semana pasada que vigilará de "muy cerca" las maniobras militares en sus fronteras con los países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania). "Estamos vigilantes, pero también tranquilos porque no vemos ninguna amenaza inmediata contra ningún aliado de la OTAN", sostuvo el secretario general del organismo Jens Stoltenberg.
Según explica la cadena alemana Deutsche Welle, el número de tropas es un tema clave por el acuerdo establecido en 2011 por la Organización para la Seguridad y Cooperación para la Seguridad y Cooperación en Europa (Osce), de la que Rusia es miembro. Ese Documento de Viena dictamina que cualquier país que realice un ejercicio militar de más de 13 mil efectivos en servicio debe invitar a observadores a monitorear al menos una de las maniobras. "Las naciones occidentales han acusado, de forma reiterada a Rusia, de haber hecho trampa al no mencionar el número de participantes en sus ejercicios militares", señala la cadena alemana.
Los miembros de la OTAN han sostenido que Rusia usó como pretexto los ejercicios para mover tropas cerca de Georgia en 2008 y Crimea en 2014. De hecho, después de que anexara en marzo de 2014 la entonces península ucraniana, la OTAN reforzó su presencia militar en el Este, la mayor desde finales de la Guerra Fría, con el despliegue hace unos meses de más de 4.000 soldados en cuatro batallones, recordó el jefe de la OTAN.
Pero las palabras de Stoltenberg no tranquilizan a los países Bálticos y a Polonia, porque temen que estos ejercicios sirvan para encubrir una invasión. "Estamos preocupados por la naturaleza y la falta de transparencia", explicó el miércoles el primer ministro estonio, Jüri Ratas.
La revista The Economist señala que existen grandes diferencias entre la forma en que la OTAN conduce ejercicios militares y la forma en que lo hace Rusia. Sin considerar los Zapad, desde 2013, Rusia ha ordenado una serie de maniobras "repentinas" que han involucrado hasta 50 mil tropas y escenarios "anti occidentales". "Hay pocas dudas de que Putin vea esto no sólo como una forma de perfeccionar su eficiencia, pero también como una forma de intimidar a sus vecinos más pequeños y finalmente llevarlos hacia una esfera de influencia rusa", sostuvo la publicación.
Para Peter B. Zwack, un general retirado del Ejército estadounidense y agregado de defensa en Moscú de 2012 a 2014, consultado por The New York Times, el primer y más importante mensaje es: "Te estamos observando, somos fuertes, hemos aprendido mucho, no te metas con Rusia".