¿Un piloto ucraniano derribó hace cinco meses con un jet de combate Su-25 al avión de pasajeros malasio MH17 con 298 personas a bordo sobre el conflictivo territorio de Donbass? La máxima autoridad de investigaciones en Moscú considera que esto es posible.
Y además sostiene que por primera vez tiene pruebas: un "testigo", que también nombra al presunto atacante.
Desde hace días, citando al "testigo", los medios rusos informan con fotografías del piloto Vladislaw V., quien supuestamente derribó el 17 de julio el Boeing 777.
A los rusos, este presunto hombre que desertó de las fuerzas de combate ucranianas, les viene como anillo al dedo, ya que hace mucho tiempo que buscan que Occidente deje de acusarlos por la tragedia.
La identidad del "testigo" no se dio a conocer públicamente. Pero el portavoz de la máxima autoridad de investigaciones en Moscú, Vladimir Markin, asegura también en un videoclip que el hombre es un responsable creíble, tras haber sido sometido a un detector de mentiras.
Será admitido en el programa estatal de protección de testigos y deberá ayudar a los investigadores en Holanda a esclarecer las causas de la caída del avión, indicó Markin.
Lo que dice el "testigo", sin embargo, contradice las informaciones públicas conocidas hasta ahora, como por ejemplo, que cerca del MH17 había otro avión.
Si bien aún no está resuelto el tema de la culpa, no sólo Ucrania, sino también el jefe de gobierno de Australia, Tony Abbott, responsabilizó una y otra vez a los separatistas prorrusos por lo ocurrido.
Según estas versiones, los insurgentes lanzaron un misil tierra-aire desde una plataforma de defensa aérea "Buk", provista por Rusia, contra el vuelo MH17. Sin embargo, los rebeldes rechazan esta acusación.
La versión que circula ahora en Rusia es la siguiente: el piloto de combate despegó con dos misiles a bordo, según el "testigo". Cuando regresó, el piloto dijo que el avión de pasajeros estuvo en el lugar inadecuado y en el momento incorrecto.
El servicio secreto ucraniano SBU reaccionó de inmediato y primero negó las acusaciones como una mentira de Rusia, usada como propaganda, pero luego dio datos sobre el piloto. "Su avión estaba siendo reparado, porque había sufrido daños durante el aterrizaje el 16 de julio", dijo Markiyan Lubkivski, del SBU. El 17 de julio no hubo ninguna misión de la Fuerza Aérea.
Ucrania descartó categóricamente que sus Fuerzas Armadas hubieran participado en la tragedia. También su presidente, Petro Poroshenko, reiteró de manera inusualmente clara que hay pruebas de que los separatistas prorrusos derribaron el avión sobre el territorio controlado por ellos. Pero no dieron a conocer públicamente las pruebas.
La versión de la culpabilidad de Rusia ya había sido difundida cuando los restos del vuelo MH17 ni siquiera habían tocado tierra, se queja el investigador moscovita Markin. Que Ucrania admita que existe el piloto Vladislav V. en la unidad en Dniepropetrovsk, según dijo el "testigo", "ya es un logro", opinó.
Es fácil comprobar si el piloto hizo algún vuelo el 17 de julio, dijo Markin. Para ello, los investigadores internacionales deben analizar los libros sobre las misiones de los aviones de combate y las conversaciones por radio de los controladores de tráfico aéreo.
También se involucró el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov. Acusó a la comisión investigadora internacional de ser parcial y de dejar que las autoridades ucranianas les dicten la dirección en la que deben trabajar.
Se deberían analizar todas las versiones, dijo. Lavrov criticó repetidas veces en entrevistas la "condena prematura" a Rusia por parte de Occidente tras el accidente.
Estados Unidos identificó al culpable sin pruebas y usó la tragedia para un "juego de poder geopolítico", con el fin de justificar sanciones contra Rusia, opinó Lavrov.
Los medios de prensa estatales rusos, siempre atentos a las teorías conspirativas, pidieron inmediatamente después de la caída del Boeing una explicación de las causas de la tragedia. Su respuesta fue ya entonces que era obra de Kiev, para presentar a Moscú como un agresor y, probablemente, para darle un pretexto a Occidente para intervenir militarmente en el conflicto, en vista de que hubo víctimas internacionales.
El servicio secreto ruso FSB también recordó lo ocurrido en octubre de 2001. Entonces, la Fuerza Aérea ucraniana derribó un avión de pasajeros rusos con 78 personas a bordo sobre el Mar Negro.