Muchos son los trabajos que con el paso del tiempo y al avance de la tecnología van quedando disminuyendo o simplemente quedan en el olvido, en su mayoría oficios que en la actualidad han sido reemplazados por máquinas para facilitar o agilizar procesos que durante el siglo pasado no tenían otra opción.
Entre los oficios más comunes que ya no se ve con la frecuencia de están los lecheros, trabajadores encargados de repartir la leche en las casas, que pasaba cada mañana por las calles vendiendo, a veces directamente del animal, botellas llenas para sus clientes.
Otro de los oficios que abundaba en las calles y cada vez se ve con menor frecuencia es el afilador, un hombre que se paseaba con su rueda y un silbato para anunciar su llegada. Su trabajo consiste en sacar filo a cuchillos, tijeras y navajas. Aun las personas esperan escuchar al afilador para llevar a la calle sus utensilios de cocina o jardinería, a pesar de que cada vez el avance de la tecnología permite realizar esta labor personalmente dentro de la casa.
El motero ya desapareció en las principales ciudades del país con su característico grito "motemei", que anunciaba el vendedor por la calles. En sus inicios, la llegada del motero anunciaba el inicio de la temporada de de cosecha, pero luego solo vendía su mote de maíz. La medida usaba el motero era una taza grande de loza.
Uno de los principales oficios que se fue eliminado por el avance tecnológico en el país y el resto del mundo fue el sereno, recordado por encender las farolas con la caída de la noche y vigilar las calles. Su trabajo ahora se realiza a través de centrales manejada por programas informáticos que encienden las luces a una hora programada. El sereno también tenía acceso a los principales lugares de la ciudad para vigilar el acceso de las personas, esta tarea ahora la realizan sistemas de seguridad y portones eléctricos.
Con los colchones que actualmente se utilizan en la mayoría de las viviendas es difícil recordar el oficio del colchonero, que se dedicaba a dejar los antiguos colchones de lana como nuevos. Para este proceso, la lana que se apelmazaba con el uso durante meses, se debía llevar al colchonero para que la varease, desapelmazándola para ser utilizado nuevamente. Este oficio ya no se encuentra porque las personas comenzaron a cambiar sus colchones por otros compuestos de materiales sintéticos.
Antes de la construcción masiva de puentes para cruzar los ríos que cruzan el país, los comerciantes que debían recorrer diversas ciudades y pueblos para entregar sus productos se encontraban con el problema de los ríos. Para eso estaban los vadeadores, hombres encargados de ayudar a cruzar las carretas y personas de una orilla a otra, que con su conocimiento del lecho del río, indicaba con precisión el rumbo a seguir.
Limpiar las chimeneas antes del comienzo de la temporada invernal era una labor realizaban los deshollinadores, como su nombre lo indica, debían limpiar el hollín de los buitrones, para esto, cada otoño se subían a los tejados de las casas y demoraban casi un día completo a limpiar cada chimenea para que pudiera ser utilizada durante los días de frío. Con el tiempo, las personas comenzaron a cambiar sus sistemas de calefacción por otras fuentes de energía como kerosene, gas o eléctrica, lo que eliminó la fuente de trabajo.
La ropa siempre ha sido una fuente de trabajo, tanto las lavanderas como las zurcidora de medias veían en las prendas oficios para ganar dinero. Las primeras iban de casa en casa ofreciendo sus servicios para lavar la ropa antes de la llegada de las lavadoras eléctricas. Claro que su trabajo fue sustituido por el avance tecnológico.
Por su parte, las zurcidoras de medias se encargaban de remendar los hilos y elásticos cuando se le "corría un punto", este oficio se vio opacado por el bajo costo actual que tienes las pantys y el poco interés que existe por repararlas en vez de cambiarlas por unas nuevas.
Otro oficio que se vio desplazado por la facilidad con que se cambian los productos ahora es el componedor de paraguas o paragüero que pasaba por las casas arreglando las sombrillas. Actualmente, las personas prefieres botar a la basura sus paraguas cuando se rompen en vez de arreglarlos, principalmente por el bajo costo al que se pueden adquirir ahora.