Uruguay no es Chile. No desde luego en el espinoso asunto de los premios que aún sonroja a la Roja. Uruguay, o su plantel, luego de conseguir el cuarto lugar en el Mundial de Sudáfrica 2010, destinó cerca de US$ 300 mil, obtenidos por concepto de viáticos, primas y presencias durante los 30 días de la concentración mundialista, a crear y gestionar la Fundación Celeste, una organización sin fines de lucro que apoya el desarrollo del fútbol local. El monto extra se destinó a la creación de escuelas y centros deportivos.
No es un hecho demasiado excepcional. Diferentes representativos nacionales han redirigido hacia los más necesitados el dinero extra que consiguen como recompensa por cumplir sus objetivos en las diversas competiciones en las que participan. Una salida general que bien le podría servir a Chile para lavar la imagen que su reparto de los premios por acceder a Brasil (marginando del mismo a casi la mitad de sus jugadores) le ha generado.
Argelia, luego de despedirse en octavos de final del Mundial de Brasil 2014, entregó los US$ 6,5 millones recaudados por pago de primas para ir en ayuda de las personas de escasos recursos que se encuentran en la franja de Gaza. "Ellos necesitan la ayuda más que nosotros", señaló Slimani, ariete que destacó en aquella Selección.
Argentina tampoco quiso escaparse de la ayuda social. En la antesala a la final ante Alemania, en plena disputa del Mundial de Brasil 2014, Lionel Messi se encargó de recaudar las primas obtenidas por el plantel (US$ 135 mil) para ir en directa ayuda de la unidad oncológica del Hospital Garrahan, de Buenos Aires.
JUGAR POR EL PUEBLO
En tanto, la selección de Grecia renunció a su bonificación por participar en la última competición mundialista y decidió invertir el dinero en la construcción de mejores instalaciones deportivas en su país. "No queremos esta prima. Jugamos sólo por Grecia y el pueblo", expresó el plantel por medio de una carta al gobierno.
Cuatro años antes, España, que logró quedarse con la máxima distinción en el Mundial de Sudáfrica, acordó como plantel que cada jugador debía donar US$ 65 mil, de los US$ 750 mil que recibió como bonificación, para ayudar a diferentes organizaciones sociales. Cada cual fue libre de escoger.
A nivel individual, el gesto de Mezut Özil no dejó a nadie indiferente. Uno de los jugadores clave en el proceso que llevó a Alemania a coronarse campeón en la última edición del Mundial, donó $600 mil dólares, que equivale a toda su prima por participar en el certamen, para ir en ayuda de 23 niños brasileros que necesitaban ser intervenidos quirúrgicamente. Su idea inicial era ayudar a 11 niños, pero finalmente eligió a 23 para honrar el número de jugadores de la selección alemana que participaron en el certamen. "Éste es mi agradecimiento personal por la hospitalidad de la gente de Brasil", comentó el compañero de Alexis en Arsenal.