Escuchar la melodía de un piano en la concentración de un equipo de fútbol no es nada extraño, pero si el ejecutante es un jugador de fútbol llama la atención, sobre todo en los años sesenta. En esos años ser futbolista no era apetecible para las familias pudientes. Ese jugador intérprete del piano además era educado, delicado y dedicado al fútbol profesional. Despertaba sospechas en algunos compañeros su tremenda caballerosidad y sensibilidad. Nunca se le comprobó nada de su presunta homosexualidad e incluso como compañero de equipo le conocí una polola.
En 20 años de futbolista y otros tantos como entrenador no conocí un caso concreto de un futbolista gay. Vivimos tiempos distintos a antaño, donde el homosexualismo era un tema tabú y en el deporte de hoy se permite abiertamente. Aceptar a un gay en el fútbol de hoy, no es fácil, debemos analizar a nuestra sociedad y sobre todo a la suciedad que asiste a los estadios de fútbol. También a los protagonistas, que por su escasa educación y criterio no permitirían tamaño despropósito. Ellos dicen que el fútbol es para los hombres, por lo tanto no se puede esperar mucho el abrir puertas. No se puede esperar mucho de esta sociedad cuando aún se les señala con un dedo, marginarlos, hasta crucificarlos y demolerlos.
El mundo del fútbol debería ser educado a orientar mente y espíritu a niveles superiores de conocimiento y sensibilidad. Un entrenador debe saber de fútbol, y sobre todo de seres humanos. El entrenador como el futbolista, aquí y en la quebrada del ají, es constantemente ofendido, humillado y agraviado y en este escenario caben los gritos, golpes alevosos, ofensas, imbecilidades y cuestiones que la misma moral sanciona.
Si esto sucede con los machos, imagínense las reacciones de la masa vociferante con personas de una orientación sexual diferente. Nuestro pensar debe centrarse en la transacción, el lenguaje, el atreverse, son todos elementos de un mundo concreto, cosas nada de etéreas. Por lo tanto, debemos desarrollar la TOLERANCIA. En resumen: todos nos encontramos con el mismo problema a solucionar: los seres humanos, con sus grandes pasiones, pulsaciones, sueños y sentimientos.