Mucho se especuló sobre quién podría haber sido el comprador de la que hoy es la obra subastada más cara en la historia del arte: Salvator Mundi, del italiano Leonardo Da Vinci, fue vendida en noviembre pasado por la insólita cifra de US$ 450,3 millones en la casa Christie's de Nueva York.
Se dijo, por ejemplo, que el marchante podía proceder de Asia, continente que en los últimos años se ha convertido en una potencia dentro de la compra venta de arte mundial. Algunos, incluso, se atrevieron a dar nombres: entre los candidatos se habló del chino Liu Yiqian, un millonario de la industria farmacéutica, y también de Yusaku Maezawa, un empresario japonés que hace poco pagó US$ 110 millones por una obra de Jean-Michel Basquiat.
Hoy, la incógnita en torno a quién fue el anónimo comprador de la pieza renacentista está resuelta: según informó esta semana The New York Times, se trata de Bader bin Abudllah bin Mohammed bin Farhan al Saud, un desconocido príncipe saudí, sin historial como coleccionista de arte y sin una gran riqueza conocida públicamente.
"El príncipe Bader derrochó en este controvertido y decididamente no musulmán retrato de Cristo en un momento en que la mayoría de los miembros de la elite saudita, incluidos algunos miembros de la familia real, se acobardan bajo una enérgica campaña contra la corrupción y el enriquecimiento personal", señala el artículo. El periódico añade que el saudí es conocido por ser un hombre muy cercano al vicepresidente de los Emiratos Arabes Unidos, Mohammed bin Said.
Eso explicaría que Bader haya decidido entregar -se especula que a modo de préstamo- el cotizado cuadro al recién inaugurado Louvre de Abu Dhabi, también conocido como el "Louvre de las arenas", por ser franquicia del original parisino.
La obra, un óleo de 45 x 60 centímetros que data de alrededor del 1500, pasará así a ser parte de las más de 600 piezas que actualmente se exhiben en los 6.400 metros cuadrados del lujoso espacio, creado por el arquitecto francés Jean Nouvel, premio Pritzker 2008.
Será la segunda vez que la pieza se expone públicamente desde 2011, cuando fue parte de la exhibición Leonardo Da Vinci: Pintor en la corte de Milán en la National Gallery de Londres, muestra que examinaba los extraordinarios dotes de observación, imaginación y técnica del renacentista.
Por ahora, su fecha de llegada al "museo universal del mundo árabe", como reza el eslogan del espacio, es un misterio. Mientras, muchos ya se alistan para ver el cuadro en medio de otras grandes pinturas de la historia: entre ellas una más de Leonardo, titulada Ritratto di dama, y otras como Madonna y niño de Giovanni Bellini, Enfants lutant de Paul Gauguin, Autorretrato de Vincent van Gogh, y piezas de los artistas Magritte y Mondrian, entre los más modernos.