El gigante surcoreano Samsung Electronics recortó este miércoles en un 33,3% sus previsiones de beneficio para el tercer trimestre, con el objetivo de reflejar las consecuencias de la debacle del Galaxy Note 7, cuya producción fue suspendida.
El martes, el mayor fabricante de móviles a nivel mundial, oficializó uno de sus mayores fracasos comerciales al anunciar que cesará la producción de su "phablet", una mezcla entre un teléfono y una tableta, que debía ser su producto enseña.
Dos meses después del lanzamiento del aparato, la marca surcoreana aconsejó además a sus clientes que apaguen el dispositivo, debido al alto riesgo de que explote, una eventualidad que causó conmoción en las redes sociales después de que muchos usuarios difundieran imágenes de teléfonos carbonizados.
En el tercer trimestre, la empresa prevé ahora un resultado operacional de 5,2 billones de wones (4.170 millones de euros) frente a 7,8 billones de wones anunciado el viernes.
El grupo rebajó igualmente sus previsiones de volumen de negocios en un 4%, hasta 47 billones de wones.
Samsung esperó que la bolsa de Seúl estuviera cerrada para difundir las nuevas previsiones. En el cierre del mercado, las acciones de la marca bajaron 0,65%, a 1,54 millones de wones.
El martes, la empresa sufrió el mayor desplome de sus acciones en un solo día, con una caída de un 8% de sus títulos. El grupo perdió 15.300 millones de wones de su capitalización en bolsa.
La empresa emitió un comunicado para pedir a sus socios que dejen de vender el móvil de última generación y a los usuarios para que lo apaguen.
En agosto, Samsung adelantó el lanzamiento del aparato para poder competir en el mercado de alta gama con su gran rival, la marca estadounidense Apple.
Pero el apuro tuvo un alto costo, ya que el fabricante se vio forzado a ordenar el 2 de septiembre un llamamiento a revisión a escala mundial de 2,5 millones de unidades del Note 7, después de que algunos aparatos ardieran al estallar la batería durante la carga.
El grupo indicó que el origen del fallo era la batería de litio, pero algunos responsables de la marca han sugerido que el problema podría venir del procesador, que fue adaptado para que la batería se cargue más rápido, indicó el diario Financial Times, citando fuentes anónimas.
Sin embargo, también está en entredicho la capacidad de la marca de hacer frente a la crisis, ya que mientras el llamado a revisión parecía desarrollarse de manera normal, la aparición de problemas en los teléfonos de recambio supuso otro duro golpe para la marca.
Las imágenes de teléfonos carbonizados que han inundado las redes sociales de todo el mundo en las últimas semanas, han sido una gran humillación para un grupo que se vanagloria de ser el campeón de la innovación y la calidad.
El fiasco del Note 7 podría afectar al conjunto de las ventas de Samsung, ya que merma la confianza que los consumidores tenían en la marca y daña su imagen.
"Samsung deberá gastar más en investigación y en desarrollo, en el área de verificación y también en marketing. Por esto, esta crisis va a sentirse en sus resultados financieros hasta fines de 2017", estimó Song Myung-Sup, analista de Hi Investment&Securities.