Al parecer, San Antonio Spurs nunca oyó de aquello de los rounds de estudio. Salió a pegar duro, a dar el nocáut de una vez. Y le resultó de manera perfecta.
El equipo texano, el cuadro con más extranjeros de la liga, no perdonó a Heat. En el estadio de Miami, con la gente en contra, dio una lección de efectividad en el primer cuarto, cuando comenzaron a desesperar a todo el mundo al ponerse 20-10 arriba. Luego fue 25-12 y hasta 38-23. Nada los detenía.
Si alguien no era fanático de Miami anoche en el American Airlines, de seguro fue a ver también al trío de Tim Duncan, Manu Ginobili y Tony Parker, pero quien causó admiración fue el gran proyecto de San Antonio: Kawhi Leonard.
El jugador, que a fin de mes cumplirá 23 años, marcó 16 puntos en el primer cuarto. Lo cierto es que todo su equipo barrió marcas en el inicio. Logró que Miami recibiera 71 puntos en la primera mitad, algo nunca visto en postemporada y que ocurre apenas por segunda vez en el año para ellos.
La efectividad con los triples (86%) fue clave y eso que Miami no lo hacía mal: 58%.
El tercer parcial fue el renacer de Miami. Curiosamente, los locales anotaron 25 puntos en cada cuarto y fue la caída en el juego de San Antonio lo que permitió que tuvieran esperanza.
Pero no sería hasta el final. Como en los rings, Miami apenas consiguió no caer por nocáut, cosa que hubiera pasado si llegaba al inicio del parcial final con una diferencia irremontable, pero en esos últimos 12 minutos San Antonio supo manejar el duelo, aprovechó que Heat llegó al límite de faltas y se quedó con el tercer enfrentamiento de la final por 111-92.
Ahora ambos equipos regresan a sus esquinas, ya con Spurs con la ventaja de la localía recuperada. Por lo visto en los tres partidos, no hay aún un favorito claro para quedarse con los anillos. En la sumatoria, los tejanos ganan en las tarjetas, pero por poco. La campana sonará otra vez mañana y será hora de volver a pelear.