El Presidente venezolano Nicolás Maduro volvió el martes a su país desde Cuba para conmemorar los 200 años de la Batalla independentista de San Félix, en el estado sureño de Bolívar. Sería su primera aparición pública desde que el 31 de marzo se desataran protestas en distintas ciudades tras la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que suspendió las funciones de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición.

A pesar de las manifestaciones, el martes Maduro lucía relajado y confiado. Tenía razones para aquello porque históricamente San Félix ha sido uno de los más fieles bastiones chavistas. Al terminar el acto cívico-militar, a eso de las 18:30 y mientras avanzaba en un jeep del Ejército, fue despedido con vítores y saludos afectuosos de sus seguidores.

Pero los abrazos y palabras de apoyo terminaron abruptamente, dando paso a gritos de protesta y a una verdadera lluvia de objetos y papeles dirigidos directamente a Maduro, según constataron diversas agencias internacionales.

Eso sí, de acuerdo con medios venezolanos, hay confusión sobre lo que pasó a continuación. La transmisión obligatoria para canales y radios se detuvo y la última toma mostró a los guardaespaldas evitando que el mandatario fuera alcanzado por los objetos. No está claro qué le lanzaron a Maduro. Según la agencia Reuters el parte oficial de la Guardia Nacional constata que "sujetos desconocidos comenzaron a lanzar objetos contundentes" contra el mandatario. En las redes sociales se habló de huevos, botellas, agua y cáscaras de plátano.

La comunidad de San Félix, que forma parte de Ciudad Guayana, se ha convertido en una suerte de símbolo de descontento hacia el mandatario venezolano, cuya administración se ha visto afectada por la agudización de la crisis económica y social en el país. Según el Venebarómetro, más del 70% de los venezolanos quiere un cambio de gobierno.

En los últimos meses, la sensación de malestar por la escasez de alimentos, agua, medicinas y por el aumento de la violencia ha generado manifestaciones en distintos puntos de esta localidad. En julio de 2015, San Félix ya había captado la atención por una serie de saqueos que dejaron un muerto y 60 detenidos.

Según un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal del país, Ciudad Guayana es la octava urbe más violenta del mundo. Sólo en San Félix, 535 personas murieron en 2016 víctimas de distintos crímenes, convirtiéndose en el año más violento de los últimos 12.

Por otro lado la localidad sufre constantes fallas en los servicios de agua potable, según constató el diario local Correo del Caroní, que asegura que hay personas que están sin este servicio desde diciembre. "Esta zona concentra a los sectores populares más deprimidos económicamente. Varios estudios han indicado que acá hay menor nivel educativo, menor ingreso económico y mayor desempleo. Hay mucha precariedad en los servicios públicos", aseguró a La Tercera, María Ramírez Cabello, periodista de ese diario.

Los habitantes han recibido promesas vacías. En 2013 Maduro presentó un plan para construir un nuevo hospital. Este debía estar terminado para el primer semestre de 2016, pero hasta la fecha la construcción está paralizada. "Son sectores donde el chavismo tuvo mucho apoyo. Pero pareciera que ya están explotando. El descontento de estas personas es distinto, no protestan como lo hace la oposición en Caracas que convoca a una movilización. Acá hay protestas directamente por falta de agua, luz y alimentos", explica Ramírez.