La noche de miércoles, la UC se convirtió en el primer finalista de la liguilla para la Copa Sudamericana, luego de demostrar clara superioridad sobre O'Higgins, en una llave que, inicialmente, parecía muy estrecha tras la igualdad en Rancagua.

En Quillota, ese desequilibrio no asomó nunca. San Marcos de Arica llegó a la Quinta Región como un visitante incómodo que, además, exhibía la mejor defensa de la fase regular del Clausura (19 goles concedidos, uno menos que el monarca Cobresal). Unión La Calera tampoco lo hizo tan mal en este acápite, con 26 tantos en contra. Es decir, se esperaba un choque cerrado.

El primer tiempo ratificó esos antecedentes, pues los locales manejaron el balón, pero carecieron de profundidad o, mejor dicho, no pusieron en problemas a la zaga nortina. Eso, por más que Paulo Rosales aportara esfuerzo y dinamismo en la conducción. Tal vez les faltaba algo de chispa a los delanteros Jean Paul Pineda, Ramiro Costa y Patricio Vidal. Todos, de modo reiterado chocaban con la eficacia de los centrales Carlos Labrín y Fernando Meza.

Incluso los ariqueños se las arreglaban para llevar algún riesgo al arco de Lucas Giovini, en especial con el empeño de Emilio Rentería y el talento de Kevin Habrbottle. Pero sólo eso, insinuaciones y más todavía luego de que el venezolano saliera por lesión a los 38'.

Ya jugado casi el cuarto de hora del segundo tiempo vino la apertura del marcador, con el ingreso de Patricio Vidal por el lazo derecho del área. El tiro del argentino fue rasante y muy angulado, con poca oposición de Eduardo Lobos.

La igualdad de los Santos llegó de manera calcada, pues Leonardo Ramos -el sustituto de Rentería- se metió al área cementera y pateó bajo y cruzado. La respuesta de Giovini, un portero habitualmente muy eficaz, fue aún más pobre que la de Lobos, pues el lanzamiento de Ramos tuvo escasa potencia. Pero fue gol, el marcador se igualó y en Las Condes continuaban esperando para saber cuál será su rival a partir del próximo domingo, cuando se inicie la disputa de los duelos finales.

Tal vez el asunto podría haber se resuelto de modo más temprano, pero ambos demostraron que están hechos más para la contención que para proponer. Y por eso, se anularon casi completamente y terminaron con el mismo tanteador que en el Carlos Dittborn.

De esta manera, llegaron a los penales. Y fue la visita la que se llevó el pasaje a la final, con cinco chilenos pateando por Arica y sólo uno fallando, mientras que por La Calera hubo cuatro argentinos en la ejecución, con dos de ellos errando.

"Fue un partido trabajado, intenso, difícil", dijo el valdiviano Gabriel Sandoval, mientras que Eduardo Lobos afirmó: "Es un mérito grupal, pues stuvimos luchando por no descender y ahora vamos por la clasificación a la Sudamericana".