Informe especial, uno de los programas periodísticos más icónicos de la pantalla local, comienza el próximo lunes -a las 22.50 horas en TVN- la celebración de sus 30 años. Como siempre, con Santiago Pavlovic como maestro de ceremonias, el periodista que ha sido baleado en Sri Lanka y golpeado en Ucrania, entre otras emblemáticas coberturas. La temporada 2014 comienza con una investigación que tardó seis meses en producción, sobre los 33 mineros chilenos.

Pero a unos días del estreno, Pavlovic contó que aún se barajaba abrir el nuevo ciclo con otro reportaje, ya que el de los rescatados de la Mina San José, todavía requería algunas entrevistas más de una de las contrapartes. "Te pueden pillar sin piso, como que lo que tú estás diciendo son puras burradas que no tienen fundamento; un poco lo que pasó con lo de los aceites en Contacto", explica, sobre lo que ocurrió con el reportaje de Canal 13 que cuestionaba la calidad de los aceites Jumbo. Tras una demanda por parte de Cencosud, el caso terminó con un acuerdo entre la empresa y el canal, que también emitió disculpas.

Con 30 años, ¿cómo lo hace Informe especial para reinventarse?

Lo que pasa es que la televisión en Chile ha sido muy cambiante y dinámica. Por ejemplo, periodismo real no puede haber en una nación en dictadura o que sea fascista. Antes no existía el cable, entonces, también va cambiando el tipo de reportaje que tú haces. En un país donde el 70% o algo así, de las personas tiene cable, tienes que hacer un esfuerzo mayor para descubrir temas inexplorados, o haces un nicho para darle otro plus a un tema. Varios periodistas del programa empezaron a hacer cosas en el extranjero y vieron cómo se trabajaba en otras partes y que había una mayor metodología para trabajar, siempre con una visión personal.

¿Entonces cuál es la fórmula?

Ir más allá y ver a los otros países. Por ejemplo, antes no usábamos cámaras ocultas, ahora sí, pero hay que saber cómo y cuándo usarlas. Ver el contexto, y para eso hay que pensar en TVN, la orientación programática, basada en la BBC, esos libritos que están ahí, es una deontología, donde sale lo que se debe hacer, lo que no, cuando sí y cuando no.

Lleva décadas en TVN, ¿le gusta porque ahí tiene libertad después de tantos años?

Esa es una de las cosas, como claro, poder llamar y reclamar y decir que no estoy de acuerdo. Yo de repente mando cartas al diario, cartas al directorio cuando algo no me parece bien. Aquí no puede llegar un editor a decir "hay que perjudicar a la UDI", eso no existe.

¿Qué le parece el horario en que va Informe especial?

No me gusta. El del año pasado era absolutamente infame, salíamos a las 11 o 12 de la noche de un domingo. Era absurdo, para todo el esfuerzo que se hizo y el trabajo que queda en nada. Yo era más partidario de acabar con el programa y dedicarnos a las noticias. El de ahora es mejor, pero no es algo que me satisfaga, obviamente, yo no soy el que hace la parrilla de programación, seguramente son personas que saben mucho.

¿Qué opinión tiene de los noticieros que ahora están entregando más reportajes que noticias?

Hubo un tiempo en que era una hora y media de noticias, absurdo, porque un día es la ruta de la sopaipilla y el otro la de la empanada, no había realmente noticia. Pero creo que los pequeños reportajes de la noticia son necesarios.

¿La crítica entonces es que no sea en exceso?

Creo que los noticieros deben preocuparse sólo de la noticia o el reportaje duro, como por ejemplo, de los tipos que están poniendo bombas o de los glaciares. Hay tantos temas, los cercos eléctricos en Vitacura, yo vivo ahí y es impresionante, las casas parecen pequeñas cárceles. O llevar el clasismo, el racismo, también las cosas interesantes que tiene este país.

¿Cómo tiene cabida su programa frente al fenómeno de las teleseries turcas?

Siempre ha ocurrido, cuando compites con una TV que es básicamente de entretención, que la gente prefiere eso. Este programa tiene muchas exigencias de costo y a veces la gente lo que quiere es llegar a la casa, echarse a ver una teleserie y relajarse. Nosotros reconocemos que eso es parte de la TV, pero no es toda la TV. Por eso nuestro canal tiene obligaciones, una misión y un sentido, no es solo para que la gente se entretenga, sino que también se informe. Con el periodismo que se niega a ser manejado por el gobierno, por los políticos o las empresas. Es como el sueño del pibe. En este momento en que tienes a todos los canales manejados por grandes consorcios, que esta sea la TV pública y no se deba a una ideología dominante.