Con 11.541 sillas rojas vacías por cada víctima del asedio de Sarajevo, Bosnia recordó hoy el día en que estalló la guerra hace 20 años y Occidente dio la espalda a las peores atrocidades cometidas en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El aniversario llega mientras el país balcánico continúa profundamente dividido, con el poder compartido entre serbios, croatas y musulmanes en un estado único gobernado por cuotas étnicas, que va a la zaga del resto de vecinos ex yugoslavos en el largo camino hacia la Unión Europea.
Subrayando la división, la república serbobosnia autónoma ignoró los actos solemnes que recuerdan el día en que los disparos contra manifestantes pacíficos en el centro de Sarajevo supuso el inicio de la guerra de 1992-1995.
Entre abril de 1992 y diciembre de 1995, unas 100.000 personas murieron y casi la mitad de los 4,4 millones de habitantes del país se vieron obligados a huir de sus hogares, todo ello a las puertas de las fronteras de la OTAN, a pocas horas en auto de Viena y con Italia a un corto viaje en barco por el Adriático.
El asedio de Sarajevo por parte de las tropas serbias que controlaban las colinas cercanas duró 43 meses. Sus habitantes eran alcanzados por francotiradores y bombardeos aleatorios en la cola para buscar agua o comprar en el mercado. Más de 600 niños murieron.
"Eramos objetivos en movimiento a quienes sólo les quedaba un principio: que nos quedaríamos en la ciudad", dijo el artista bosnio Suada Kapic.
Simbolizando la sangre derramada, una hilera de sillas vacías fueron colocadas a lo largo de 800 metros de una calle en el centro de Sarajevo bautizada con el nombre del creador de Yugoslavia, y su gobernante durante 35 años, el socialista Josip Broz Tito. Entre los homenajes iba a cantar un coro con 750 estudiantes de Sarajevo.
Ayer, el violoncelista Vedran Smailovic, que se convirtió en un icono del desafío artístico al tocar en una calle del centro de Sarajevo mientras la ciudad era bombardeada, tocó de nuevo en su ciudad natal por primera vez desde que se fue en 1993.
"Creo que la mayoría del pueblo de este país se da cuenta de que todos salimos de la guerra como perdedores, pero temo que la mayoría no haya aprendido la lección", dijo Radoslav Zivkovic, un serbio de 46 años que vivió en Pale, cerca de la capital y que fue un bastión serbio durante la guerra.
CONFLICTO
Bosnia era la Yugoslavia de Tito en una botella, una mezcla de mayoría de serbios ortodoxos, croatas católicos y bosniacos musulmanes.
Pero cuando Yugoslavia comenzó a desintegrarse, los musulmanes y croatas votaron en un referendo a favor de la independencia y las fuerzas serbias, con el armamento del Ejército yugoslavo, se apoderaron del 70% del territorio bosnio, expulsando a los no-serbios en una política conocida como "limpieza étnica". Los musulmanes y croatas contraatacaron, hasta que también se enfrentaron entre sí.
Naciones Unidas envió una misión de paz de cascos azules pero no dio el mandato de disparar. Sólo después de que cayera la denominada zona segura de Srebrenica en julio de 1995 a manos de las fuerzas serbias, que masacraron a 8.000 hombres y niños musulmanes, la OTAN empezó a usar la fuerza, bombardeando a los serbios para que acudieran a la mesa de negociación.
Tras el final de la Guerra Fría, Bosnia enseñó al mundo lecciones de intervención humanitaria que podrían repetirse en Siria, donde Naciones Unidas está estudiando el posible despliegue de supervisores desarmados bajo un plan de paz para poner fin a un conflicto entre rebeldes y fuerzas leales al presidente Bashar Assad.
La guerra de Bosnia terminó con un acuerdo de paz en 1995 gestionado por Estados Unidos en una base aérea estadounidense en Dayton, Ohio. El acuerdo silenció las armas, pero dividió a Bosnia en dos regiones étnicas.