El gobierno de Nicolás Sarkozy adoptó el impuesto al carbono para combatir el calentamiento global y buscar centrar el objetivo de reducir a un cuarto las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. La nueva medida, que entrará en vigor el 1 de enero, corre el riesgo de crear disparidad entre los contribuyentes.

La idea es la de hacer pagar a los ciudadanos sus propias emisiones de carbono, producidas, sobre todo, por automóviles y calefacción, a fin de incentivarlos a contaminar menos. Y para evitar que la nueva tasa incida negativamente sobre el poder adquisitivo de las familias francesas, el gobierno pensó en compensaciones fiscales diversas en base al lugar de residencia y al número de las personas a cargo, aunque no siempre se traducirán en el "impacto cero" prometido para los presupuestos familiares.

Los impuestos al carbono costarán en la primera fase 17 euros por tonelada de Co2 (cifra destinada a subir con el curso de los años) y para los consumidores significará un aumento del precio de la nafta de 4 centavos el litro y del gasoil de 4,5 centavos. Las compensaciones prevén una deducción fiscal de 46 euros para cada adulto residente en zona urbana y de 62 euros para quien, en cambio, vive en zonas rurales. A estas sumas se agrega para todos 10 euros por cada persona a cargo, mientras que los no imponibles se beneficiarán de una "asignación verde".

Según los cálculos efectuados por el Ministerio de Ambiente de París, una pareja con dos niños que vive en la campiña en una casa de 160 metros cuadrados calienta a gasoil y cada año para recorrer 18 mil kilómetros en un vehículo diesel desembolsará 143 euros al año para redimir su cuota de Co2.

El estado le repondrá 142 euros. No será ciertamente un euro menos el que haga la diferencia. En tanto, un soltero que vive en la ciudad, en un departamento de 60 metros cuadrados calienta a gas y va al trabajo en autobús, pagará 31 euros de impuesto, pero el estado prevé reembolsarle 46. Entonces, gana el que contamina menos, aunque el gobierno prometió no aumentar los impuestos a todos los franceses. Los efectos sobre el poder adquisitivo, en cambio, serán, según el Instituto Nacional de Estadísticas, que subirá el 0,7 por ciento, gracias al crédito de impuesto previsto por las compensaciones. Pero, en el segundo semestre de 2010 será destinado a bajar por contragolpe un 0,3 por ciento, según el instituto.

En Europa, el impuesto al carbono existe desde hace 18 años en Suecia, donde el costo por tonelada de Co2 es de 109 euros. En el resto de la UE parece retornar a la hipótesis de fijar un impuesto para los productos importantes de los países que no aceptan reducir emisiones.