El presidente francés, Nicolas Sarkozy, advirtió hoy a sus ciudadanos que no pueden vivir por encima de sus posibilidades y por eso les dijo que se preparen para trabajar durante más tiempo y para ver reformas más rigurosas en los próximos años.
El jefe del Estado defendió la reforma de las pensiones que el Gobierno de su primer ministro, François Fillon, tiene previsto aprobar mañana (martes) y que prevé retrasar dos años, hasta los 62, la edad legal de jubilación en Francia, una medida de la que Sarkozy dijo no se prescindirá.
"Lo que digo es que no vamos a tocar los 62 años", zanjó el presidente a propósito de una de las cifras clave de esa reforma de las pensiones. "Si vivimos quince años más se puede comprender que vayamos a trabajar un par de años más", afirmó el presidente, quien destacó que el 10% de las pensiones de jubilación cobradas actualmente están financiadas por la deuda que contrae el Estado y que incrementa el déficit.
"Lo que influirá será la idea que tengamos de la justicia, no la importancia de las manifestaciones", aseguró el presidente cuestionado por el impacto de las protestas sindicales ya anunciadas para septiembre.
Aunque se resistió a calificar de "rigor" lo que pide a los franceses, por las "connotaciones" del término en cuanto a recortes de salarios, sí dijo que tendrá que ser "rigurosa" la política económica que cabe aplicar para salir de la crisis, una política basada en el equilibrio de las cuentas públicas.
Sarkozy reiteró su compromiso para reducir el déficit público francés de aquí a 2013 al 3% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que exige un ahorro previsto de unos 100.000 millones de euros durante tres años.
"Hay que hacer un esfuerzo. Francia no puede vivir por encima de sus medios", declaró el presidente en una intervención televisada a una hora de máxima audiencia en la que repitió las prioridades económicas del Gobierno.
Según Sarkozy, el retraso en la edad de jubilación es una de las reformas que permitirán a Francia evitar situaciones como las atravesadas por países como Grecia y España, países de los cuales aludió al estado de sus finanzas públicas.
"No quiero que Francia se vea inmersa en la misma espiral", comentó Sarkozy al mencionar a Grecia, Portugal, España, "grandes países" de los que dijo que habían sido "atacados" porque "eran frágiles".
"No estamos en riesgo porque hacemos la reforma de las jubilaciones", aseguró el presidente, quien dijo que este proyecto, calificado de "estrella" por los medios de comunicación franceses cuando aluden a él, es si acaso no la reforma más importante pero sí "la más necesaria".
Para Sarkozy, el riesgo que podía correr el país era el de caer en una crisis de confianza por parte del resto del mundo, lo que tendría como consecuencia una subida de los intereses que habría que pagar por endeudarse, "no podrían pedir créditos para invertir o para comprarse el apartamento", explicó.
Dijo que de lo que se trata al final es de hacer que la economía francesa sea competitiva y aseguró que para eso el país necesita recuperar el retraso que tiene todavía en materia de inversiones, aspecto en el que destacó las diferencias con el modelo alemán, del que se declaró admirador.
El presidente aprovechó para explicar a sus conciudadanos cómo ve la situación económica exterior, preguntado por las prioridades de Francia un año antes de que París reúna a los países del G20 en 2011, ocasión que Sarkozy ve propicia para inaugurar un nuevo orden monetario mundial.
Además, el presidente aseguró que será prioritario conseguir una nueva regulación de los mercados de materias primas -dijo que defenderá el "modelo francés y europeo"- y consideró que también será esencial "cambiar la gobernanza mundial".