El ex presidente conservador francés, Nicolas Sarkozy, fue elegido ayer para tomar las riendas de su partido, la UMP, 30 meses después de su derrota frente al socialista François Hollande, y abrir así una nueva etapa hacia las presidenciales de 2017. Sarkozy, de 59 años, obtuvo 64,5% de los votos de los 268.000 militantes, un resultado cómodo pero inferior al que esperaban sus partidarios, que apostaban a más del 70% de las preferencias.

Sus rivales Bruno Le Maire y Hervé Mariton lograron respectivamente 29,8% y 6,32% de los sufragios. Este resultado muestra que una parte de los militantes de derecha es reticente ante el retorno de Sarkozy a la política.

Según la mayoría de analistas, la única incertidumbre residía precisamente en la tasa de participación y la ventaja conseguida por Sarkozy sobre sus rivales.

La formación política presentó una denuncia tras un ciberataque que perturbó la votación, despertando los fantasmas de las elecciones de 2012 celebradas entre acusaciones de fraude contra el antiguo presidente del partido Jean-François Copé, que dimitió en mayo por un escándalo de corrupción.

Los seguidores de Sarkozy, quien cumplirá 60 años en enero, soñaban con un plebiscito de más del 70% de los votos y ni siquiera pensaron en la posibilidad de una segunda vuelta.

Sarkozy demostró en su regreso que no había perdido su combatividad, pero sus excesos parecen inquietar a la derecha moderada, sector clave con vistas a las primarias de 2016, en las que se elegirá al candidato que intentará reconquistar el poder en las próximas presidenciales.

Algunos compañeros de partido, en particular el ex jefe de la diplomacia Alain Juppé, cuya popularidad es una amenaza para Sarkozy, sospechan que este último quiere presidir la UMP para suprimir las elecciones primarias.

El ex presidente no reniega de la línea derechista que adoptó durante la campaña de 2012 y que, según sus detractores, causó su derrota contra Hollande. En los temas de inmigración y seguridad, pisa, con frecuencia, el terreno del Frente Nacional (FN).

Sarkozy corteja, asimismo, a los euro escépticos para asegurarse una amplia victoria de la UMP. La Unión Europea no fue creada para "meterse en todo", declaró el jueves en Nime. El ex presidente también intenta aprovechar la impopularidad de Hollande y la debilidad del Partido Socialista. Según él, el gobierno emprendió una tarea "sin precedentes de demolición de la Nación, de la República, del Estado".