En su último acto masivo de campaña en la estación turística de les Sables d'Olonne, en la costa atlántica, el Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy se esforzó hoy por desmentir los sondeos que le dan como perdedor el próximo domingo, y cuya veracidad cuestionó, e insistió en que la elección será muy reñida y "se va a jugar en el filo de la navaja".

El candidato conservador, dijo que "el pueblo de Francia no se ha sentido nunca como en estas últimas semanas insultado (...), manipulado". "Se le faltaba al respeto" y "se le quería imponer una decisión" a través de lo que llamó "el pensamiento único" vehiculado por "un sistema político-mediático" que a su juicio ya se equivocó en sus pronósticos de la primera vuelta, cuando le daban mucho más distanciado de su rival, el candidato socialista François Hollande, de lo que se vio en los resultados.

Se presentó como víctima, denunció "una forma de intolerancia" e invocó repetidamente a "la mayoría silenciosa".

VOTOS DE LE PEN
El líder conservador justificó su petición del voto a los 6,5 millones de electores que en la primera vuelta se decantaron por la candidatura de la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, que quedó en tercera posición con el 17,9 %.

"Son ciudadanos a los que tengo que prestar atención, por los que debo rendir cuentas y de cuyas preocupaciones debo tener en cuenta", argumentó antes de mostrar indignación contra los que pretendían impedirle "hablar a 6,5 millones de electores que sufren", actitud que calificó como "una forma de racismo y de intolerancia".

Sarkozy no se privó de repetir, como a lo largo de su campaña, las alusiones a España como ejemplo de "siete años de gobiernos socialistas que no tomaron las decisiones que debían" y ahora con la crisis "la cuenta la pagan los españoles" con el paro o las rebajas en las pensiones.

Tras declararse europeísta convencido, reconoció: "Cometimos un error al pensar que Europa podría construirse sin las naciones" y aseguró que uno de los mensajes de la primera vuelta de las presidenciales el pasado 22 de abril es que no abandonen la nación como tampoco lo hacen países pujantes como China, Brasil o Estados Unidos.

El Presidente reiteró su intención de una reforma del tratado de Schengen para garantizar el control de la inmigración que llega desde fuera de la Unión Europea: "Estoy de acuerdo en suprimir las fronteras entre nosotros, pero no entre Europa y el mundo".

Y, en concreto, dijo que no es aceptable "que la frontera entre Grecia y Turquía no la vigile nadie".

Sin nombrarlo, Sarkozy se refirió al ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el socialista Dominique Strauss-Kahn, imputado en Francia por proxenetismo, al señalar que "hay cosas que se hacen y otras que no se hacen", que hay que "respetar a la mujer, que no es una mercancía".

Ese comentario sobre Strauss-Kahn, que hasta su detención en Nueva York en mayo de 2011 por una supuesta agresión sexual a una empleada de hotel era uno de los pre candidadtos a la candidatura socialista a las presidenciales, lo hizo el mismo día en que se filtró que la justicia francesa estudia si abre una investigación contra él también por violación.