Dos consultores estratégicos viajan por países en desarrollo para asesorar a empresas locales a maximizar sus ganancias. No importa el costo, ya sea humano o político. Van de un hotel de lujo a otro, con tal urgencia que ignoran toda realidad fuera de sus habitaciones cinco estrellas que no consista en índices económicos. Es en aquel claustrofóbico entorno donde se desarrolla Tiempo de caníbales (Zeit der Kannibalen), segunda película del cineasta y documentalista alemán Johannes Naber (1971).
Estrenada en febrero del año pasado en el Festival Internacional de Cine de Berlín, y luego de participar con éxito en varios festivales europeos, Tiempo de caníbales se exhibirá por primera vez en Chile en el contexto de la decimocuarta edición del Festival de Cine de Las Condes. La proyección debut de la cinta será hoy a las 21.30 horas en el Parque Araucano.
El canibalismo es simbólico en esta sátira sobre la sed de éxito a toda costa y la depredación que el capitalismo llevado al extremo produce a niveles sociales, culturales e incluso espirituales. Es el desgaste de la dimensión moral lo que queda registrado con más evidencia en los personajes principales durante su caída frenética en la película, acompañada de altas dosis de drogas y violencia en varias formas.
Animales de negocios
La meta de los protagonistas, Frank (Devid Striesow) y Kai (Sebastian Blomberg), es lograr ser socios de la compañía para la cual trabajan, y saben que -de no lograrlo antes de cumplir los 40- el ascenso les será imposible. Cuando un colega de ambos consigue el puesto que ambicionan, llega Bianca (Katharina Schüttler) a reemplazarle como su supervisora.
A partir de entonces, la convivencia entre los tres se desarrolla entre Africa y Asia. Sin embargo, el único paisaje que se logra divisar en la película es a través de las ventanas de cada hotel, y consiste en un neblinoso y uniforme montón de edificios que bien podrían ser maquetas de cartón dispuestas en un diorama escolar.
"Los protagonistas viajan de país a país y realmente no es importante dónde se encuentran. Al principio pensé en dar alguna pista, pero luego me di cuenta de que no era tan importante. Tiene más fuerza no identificar al país, porque aumenta más la fuerza de la abstracción", explicó Johannes Naber a los medios durante la presentación de su película en España.
Grabada íntegramente en estudios alemanes, Tiempo de caníbales pretende criticar la crudeza del capitalismo global en el tercer mundo con un estilo influenciado por el cine de David Fincher (Seven, Perdida) y complementado por la disonancia de la música compuesta por Cornelius Schwehr.
El guión de Stefan Weigl (basado en lecturas sobre la vida en el mundo de los altos negocios) y la puesta en escena de Naber fueron elogiados por la revista estadounidense The Hollywood Reporter, la que destacó su carácter teatral y efectivo humor negro.