Neymar se derrumbó como peso muerto sobre los brazos más próximos tras imponerse en la serie de penales. Julio Cesar y David Luiz se fundieron en un sobrecogedor abrazo, alzando las manos al cielo para agradecer esa ayuda divina que les evito un verdadero papelón. Thiago Silva, en tanto, sufrió toda la definición desde los doce pasos en su propio mundo, sentado sobre un balón mientras se rehidrataba, apartado de sus compañeros después de renunciar a patear.
Todas estas escenas fueron advertidas por el técnico del equipo que carga, con muchísima dificultad, el cartel de favorito en la Copa del Mundo. Luiz Felipe Scolari también celebró eufórico la dramática clasificación de Brasil ante la Roja, pero sin perder de vista que sus pupilos, elegidos para levantar el sexto título Mundial de Brasil en propia casa, estaban desbordados por las lágrimas y casi sin capacidad de reacción.
Felipao tomó nota y, preocupado, optó intervenir de inmediato para desterrar la presión desmedida que existe en la concentración de un desdibujado Scratch. Así lo aseguran en tierras brasileñas, que revelaron que el estratego contrató de urgencia los servicios de Regina Brandao, una psicóloga que ya trabajó con el grupo durante la preparación para el Mundial, con el objetivo de combatir el miedo a un posible Maracanazo.
Los resguardos que toma el entrenador campeón del mundo en 2002 apuntan a contener a un plantel que acusó el golpe tras el traumático partido con Chile, y quedó visiblemente expuesto en el plano emocional. La actitud de Thiago Silva, por ejemplo, fue considerada como inaceptable. "El capitán tiene que ser de confianza para el grupo. Él debe animar al resto y no viceversa. Está equivocado. Si existe esa falta de confianza mejor que se quede en camarines. Así los expone a todos", criticó el ex ídolo brasileño Careca, tras su visita a la concentración de los anfitriones de la Copa.
Es por eso que Scolari recurre a Brandao, su arma secreta, que trabaja a su lado desde finales de la década de los 90, e incluso perteneció al staff del Brasil que se alzó campeón en el año 2002. También participó en los éxitos que alcanzó Portugal en el subcampeonato de Europa logrado en 2004. La psicóloga realizará charlas con todo el grupo, además de sostener conversaciones individuales con algunos casos especiales apuntados por el técnico, como el propio central del PSG, además de Neymar, David Luiz y Julio Cesar.
Y no es la única medida tomada. También se acabaron las visitas sociales a la concentración, con niños pidiéndoles ganar el trofeo o revelando que defender la camiseta de Brasil es su máximo sueño. En el fondo, nada que pueda perturbar el estado emocional de los jugadores. Ni siquiera se quieren ver más llantos durante el himno nacional. De ahora en adelante, solo videos motivacionales, y nada más que trabajo. Todo con el fin último de borrar el miedo que reside en el equipo de transformarse en los villanos de su propia fiesta.