PRIMERO fue el tabaco, ahora es el alcohol. El gobierno uruguayo presentó recientemente un proyecto de ley que prevé endurecer los controles sobre el mercado interno del alcohol. El espíritu de la normativa es "aumentar la percepción del riesgo del consumo abusivo, retardar la edad de inicio (en promedio, de 12,8 años), disminuir la tolerancia social respecto del consumo excesivo y asegurar la accesibilidad a servicios de salud" por parte de quienes lo requieran, sostiene un documento ingresado al Congreso. Esto, considerando que en Uruguay, país de 3,4 millones de habitantes, existen 260 mil personas afectadas por el consumo problemático de alcohol, de acuerdo a cifras oficiales. De ellas, unos 66 mil requieren tratamiento o ayuda profesional. Según el diario Clarín de Argentina, Uruguay lidera el ranking mundial de consumo de whisky per cápita, con 2,4 litros anuales.

A primera vista, la normativa promovida por el gobierno del Presidente José Mujica sigue parámetros similares a los adoptados en otros países: mantiene, por ejemplo, la prohibición de consumo en la vía pública y la venta a menores de 18 años y, entre otros puntos, regula la distribución y comercialización de este tipo de bebida.

Sin embargo, la supresión a dos costumbres comerciales es lo que más llama la atención. De aprobarse de aquí a fin de año, tal como lo espera el oficialismo -que tiene mayoría parlamentaria-, en cuanto la ley entre en vigor se pondrá fin a los populares happy hours (dos tragos por uno) y a la "canilla libre" (conocido en Chile como barra libre) en establecimientos como "locales bailables, discotecas, pubs y bares". Así, estos lugares "no podrán ofrecer más que una bebida con alcohol" a sus clientes, dice el proyecto de ley, que también norma la publicidad del rubro. En esa línea, se prohíbe la promoción en forma conjunta de alcohol con "bebidas energizantes, refrescos, etc.".

La ministra de Turismo, Liliam Kechichián, advirtió en el Congreso que el alcance de la normativa debe ser debatido profundamente antes de que el texto se apruebe. Ante la Comisión de Drogas y Adicciones de Diputados, la ministra señaló el pasado 10 de octubre que algunas de las medidas tendrán "impacto en el turismo (pues) inciden directamente en algunas actividades que muchas veces están unidas", según consignó el diario uruguayo El Observador. "Se prohíben la 'canilla libre', los happy hours, la promoción de productos cruzados... todo lo cual tiene un impacto en el turismo sobre el que no queremos abrir opinión", agregó.

El proyecto de ley también veta la comercialización de alcohol en centros educaciones (públicos y privados), y "recintos o locales donde se desarrollen eventos deportivos y/o espectáculos culturales, musicales", salvo que haya sido autorizada la "instalación de locales para vender u ofrecer bebidas alcohólicas". Actualmente, existe la posibilidad de autorizar la venta de alcohol en espectáculos públicos. Conjuntamente, el documento veta la venta u ofrecimiento de bebidas alcohólicas para consumir fuera de un establecimiento entre las 22.00 y las 8.00 horas. También, se prevé la creación de la Unidad Regulatoria de Bebidas Alcohólicas (Urba), que otorgará las licencias especiales, entre otras funciones.