Era la hora de un outsider. Con la promesa de cambiar la Carta Magna mediante un proceso constituyente y un encendido discurso en el que acuñó términos como "las cúpulas podridas" o "el viejo modelo debe morir", un ex teniente coronel que en 1992 había dado un fallido golpe militar, ganó en diciembre de 1998 las elecciones en Venezuela para sorpresa de muchos. El triunfo electoral de Hugo Chávez no sólo significó el inicio de la posteriormente llamada "Revolución Boliviariana", sino que también inauguró una era de gobernantes de izquierda en América Latina, región que concluía así su tránsito de las dictaduras militares a los posteriores gobiernos de derecha, democratacristianos y socialdemócratas. En vez de todo aquello, había nacido el "Socialismo del Siglo XXI".

Chávez demoró poco en encontrar aliados socialistas, a quienes por supuesto ayudó. En 2005 triunfó Evo Morales en Bolivia; en 2006 Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua; en 2008 Fernando Lugo en Paraguay y en 2009 José "Pepe" Mujica en Uruguay. También en 2011 ganó en Perú otro amigo de Chávez, Ollanta Humala, aunque luego giró hacia la derecha. Además de la Cuba de Fidel y Raúl Castro, el chavismo encontró aliados con los dos peso pesados de la región: el Brasil de Lula da Silva y la Argentina de los Kirchner.

Pero tras 15 años, el ciclo de la izquierda socialista en la región parece estar llegando a su fin. Para algunos analistas, simplemente se agotó "el modelo", sumado a la caída de los precios de las materias primas y las sendas denuncias de corrupción que le costaron caro al kirchnerismo en 2015 (triunfó el empresario Mauricio Macri) y a Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones en agosto y reemplazada por Michel Temer, exponente de la derecha brasileña.

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Aunque los más entusiastas resaltan que en coincidencia con el proyecto bolivariano 72 millones de personas salieron de la pobreza en América Latina entre 2003 y 2013, también reconocen que el afán de algunos gobernantes por perpetuarse en el poder finalmente les pasó la cuenta.

"Nunca hay que olvidar que en América Latina lo que nos parece permanente resulta transitorio y lo que pensábamos que era pasajero termina siendo permanente", advierte Moisés Naím, columnista de El País y uno de los intelctuales más destacados a nivel global.

Señales sobre el eventual fin de este ciclo hay varias. La última tuvo lugar en las elecciones presidenciales del domingo en Ecuador. El candidato oficialista, Lenín Moreno, no pudo ganar en primera vuelta al obtener el 39,3% de los votos (necesitaba un 40% para evitar el balotaje) frente al 28% obtenido por el ex banquero de derecha Guillermo Lasso. A excepción de su primera elección en 2006, en las dos elecciones siguientes Correa nunca necesitó de la segunda vuelta y en ambos casos arrasó en las urnas.

Aunque a analistas como Michael Shifter del Diálogo Interamericano les sorprende que pese al desgaste oficialista Lenín Moreno estuvo muy cerca de ganar, analistas ecuatorianos como Wladimir Sierra advierten que el balotaje del próximo 2 de abril es incierto. De hecho, el propio Correa, que dio un paso al costado en la sucesión presidencial, advirtió que podría regresar en 2021.

¿Evo 2019?

Otra señal tuvo lugar el martes, cuando miles de personas salieron a las calles en varias ciudades de Bolivia para conmemorar la derrota de Evo Morales en el referendo del 21 febrero de 2016, día en que el 51,3% rechazó un cambio constitucional que hubiese posibilitado que el gobernante postulara a un cuarto período en 2019.

Según varias encuestas, siete de cada 10 bolivianos rechaza que Evo pueda postular a una tercera reelección. De todos modos, el martes se manifestaron también los adherentes del Presidente, quien dice tener el apoyo de los movimientos sociales por lo que busca un artilugio para poder postular nuevamente.

"La izquierda, como los commodities, tiene ciclos. Claramente la izquierda sudamericana está en la parte baja del ciclo, en plena decadencia. Pero el fenómeno contrario sucede en México, donde en parte por razones internas (la izquierda no logró llegar al gobierno federal) y razones externas (Trump le ha dado alas al populismo mexicano), el populismo está de subida. Otro factor interesante es que la izquierda populista latinoamericana, salvo en México, está en seria decadencia al mismo tiempo que el populismo (de izquierda o derecha) resurge en Europa. Otra vez se comprueba lo difícil que es que América Latina funcione de manera acompasada con el mundo", plantea Alvaro Vargas Llosa, escritor y periodista peruano, columnista de La Tercera.

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Para Carlos Cordero, cientista político boliviano, "los partidos de izquierda llegaron al poder mediante elecciones, en el marco de la democracia burguesa y lograron tener un desempeño exitoso. Sin embargo, la ineficiencia estatal, el despilfarro o la corrupción terminó por devorarlos. La celebración del 21F en Bolivia es una señal de que Evo perderá en 2019 y sellará el fin del ciclo de la izquierda en América Latina, por un par de décadas".

También está el caso venezolano. El país de Nicolás Maduro terminó 2016 con una inflación de 550% y con el 80% de los hogares en la pobreza según la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi) conocida esta semana. Además, la oposición domina el Congreso y este año espera conquistar la mayoría de las gobernaciones.

Al mismo tiempo, a pesar de haber ganado las elecciones de noviembre para un tercer período consecutivo, a Daniel Ortega en Nicaragua le llueven las acusaciones de nepotismo: su esposa Rosario Murillo es la Vicepresidenta y siete de sus hijos ocupan cargos clave.

Eterno retorno

"Sería más preciso hablar del fin del ciclo del neo-desarrollismo en América Latina. Porque ninguno de los Presidentes involucrados, Chávez, Fidel, Correa, Evo, Kirchner, realmente querían el Socialismo del Siglo XXI", dice Heinz Dieterich, académico alemán que acuñó ese término y asesoró a Hugo Chávez.

"Como Brasil y Venezuela era las fuerzas dominantes, fue determinante para el fin del ciclo actual de esa izquierda la caída de Dilma y la crisis del chavismo. Solo queda Ortega en Nicaragua pero está gobernando como un dictador de derecha, pactando con la iglesia y los empresarios", insiste Vargas Llosa.

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"Pero varios volverán si los gobiernos que los sustituyan no cometen los mismos errores", advierte Cordero. De hecho, en 2018 planean postularse Lula y Lugo en Paraguay; en 2019 Cristina K en Argentina y Evo en Bolivia y en 2021 Correa en Ecuador.

"La tendencia es clara pero la batalla definitiva entre la democracia liberal y el populismo se librará en México en las elecciones de 2018", concluye Enrique Krauze, escritor e intelectual mexicano.