Según la última cifra entregada por la policía nipona, el número de personas que murieron por el terremoto y tsunami del 11 de marzo en Japón aumentó a 11.063, mientras que 17.258 se encuentran desaparecidas.
A su vez, más de 200.000 personas siguen refugiadas en 1.900 centros de evacuación a raíz del desastre que ya es considerado como la peor crisis que vive el país luego de la II Guerra Mundial.
Hay al menos 18.000 casas destruidas y más de 130.000 edificios dañados, sobre todo el las zonas costeras del noreste japonés, donde se esperan hallar más víctimas según avancen las labores de desescombro.
En Miyagi hubo 6.744 muertos, en Iwate 3.264 y en Fukushima 997, mientras los desaparecidos son miles en esas tres provincias, las más devastadas por la catástrofe.
Se espera que el número de víctimas sea mayor en Fukushima donde las labores de búsqueda se ven dificultadas por el accidente nuclear de la planta de Fukushima Daiichi, alrededor de la cual se ha impuesto un perímetro de evacuación de 20 kilómetros por la radiactividad.
No obstante, la situación de los refugiados en las zonas más afectadas por la catástrofe está mejorando poco a poco con la llegada de suministros y de equipos de voluntarios y médicos.
Japón ha recibido ya más de 1.000 millones de yenes (12,25 millones de dólares) en donaciones procedentes del extranjero, así como 1.300 toneladas de material de ayuda para asistir a los damnificados del terremoto y tsunami.
La ayuda proviene de gobiernos y organizaciones de todo el mundo, del sector privado y de personas que han enviado donaciones para las víctimas del terremoto.