"Nos graban en nuestras casas, pero también se van a ver salidas a conciertos y fiestas. Porque es la manera en que se lleva esta vida", explica al teléfono, a modo de declaración de principios, Muriel Ebright. Casada con el baterista de la banda Molotov, Randy Ebright, encabeza junto a otras cinco compatriotas el docurreality Lucky ladies, que registra su vida de lujos como parte de la familia de las principales estrellas del rock de ese país (ver recuadro).
El origen de esta tendencia del género de docurrealities -esposas de millonarios-, se puede rastrear hasta 2006, cuando la cadena norteamericana Bravo estrenó The real housewives of Orange County, que mostraba excentricidades de ricas mujeres que vivían en esa localidad de Estados Unidos.
Convertido hoy en una franquicia -que incluye seis versiones en distintas ciudades y nueve spinoffs sólo en ese país-, su audiencia en alza a ocho años de su debut ha demostrado el interés del público por conocer este mundo. Tesis apoyada también por la venta del formato a nivel global.
Consciente de las posibles comparaciones, Ebright trata de marcar distancia con esas producciones. "Nosotras tenemos una forma muy diferente de hacer las cosas. Somos más rockeras", comenta sobre el estilo del programa de 12 capítulos que debuta a medianoche por Fox Life (canal 29 VTR).
Porque el hecho de integrar el círculo más cercano de reconocidos músicos implica llevar un estilo de vida bastante particular con el que hay que comprometerse. "Quieras o no, aunque seas una "fresita" (de origen social acomodado), a medida que pasa el tiempo te vas envolviendo con todo esto", explica Ebright.
Mujeres bravas
El estilo de vida que pretende retratar Lucky ladies también suma dentro de sus retos lidiar con las seguidoras de la banda de su esposo, que en el caso más extremo, conocidas como groupies, buscan algo más. "Cuando identificas a una groupie es porque ella sobrepasa el respeto. Estás de repente parada en el show y le tira la onda a tu esposo enfrente de ti. Tienes que saber manejarlo y tener mucha confianza en tu pareja para poder lidiar con ellas", comenta la también modelo.
En ese sentido, la hermandad que se logra en el programa con las otras esposas funciona para aprender maneras de manejar el nuevo estatus de casada y lo que implica. "Estoy aprendiendo a llevar esta vida de locura, porque las otras ya saben un poco más cómo manejar todo", remata Ebright.