Una de las iglesias ortodoxas de la ciudad ucraniana de Slaviansk, irreductible bastión prorruso en la región de Donetsk (este), ardió hoy en llamas después de que alcanzara su cúpula un proyectil lanzado por las fuerzas gubernamentales.
"Hoy el bombardeo es especialmente fuerte. Uno de los obuses cayó sobre una iglesia", informó una fuente separatista a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti.
El portavoz insurgente afirmó que "una niña pequeña murió cuando un segundo proyectil alcanzó una casa del siglo XIX", con lo que ya serían cinco los civiles muertos en la ciudad durante las últimas 24 horas.
En estos momentos, según los milicianos, en la ciudad de poco más de cien mil habitantes no hay ni agua ni luz eléctrica.
Previamente, los rebeldes acusaron al nuevo presidente ucraniano, Petró Poroshenko, de permitir durante la madrugada el uso de lanzaderas de misiles Grad en el ataque contra Slaviansk.
"El ataque contra Slaviansk es una demostración de las agresivas intenciones de Poroshenko en relación con los habitantes de las (autoproclamadas) repúblicas de Donetsk y Lugansk", aseguró Miroslav Rudenko, uno de los líderes separatistas.
Poroshenko anunció el sábado nada más ser investido presidente un plan de paz para el arreglo del conflicto en el este del país, aunque descartó cualquier clase de negociación con los insurgentes prorrusos armados.
"Se trata de dialogar con ciudadanos pacíficos. No vamos a hablar con los bandidos", agregó, en alusión a los dirigentes separatistas de Donetsk y Lugansk, regiones ucranianas que proclamaron el pasado 12 de mayo su independencia tras sendos y polémicos referendos separatistas.
Al respecto, anunció una amplia amnistía para aquellos milicianos que no hayan cometido delitos de sangre y propuso crear "un corredor para los mercenarios rusos que quieran regresar a sus casas".
El presidente ruso, Vladímir Putin, saludó el plan de paz de Poroshenko, pero exigió que ponga fin de inmediato a la ofensiva contra los bastiones prorrusos.