¿Será el comienzo del fin para el gobierno de Michel Temer? El Presidente de Brasil afronta desde mañana un juicio de tres días que podría acabar con su mandato en medio de la grave crisis institucional que sacude al país sudamericano.

Desapercibido durante mucho tiempo en la sombra del gigantesco escándalo de corrupción que golpea a Brasil desde hace años, el proceso contra Temer y la ex presidenta Dilma Rousseff, formalmente por presuntos delitos de financiamiento electoral, cobró relevancia ahora como posible salida a la crisis política en torno a Temer.

El mandatario está desde hace casi tres semanas en el ojo del huracán por una denuncia de que participó en una trama de sobornos y se niega a dimitir, con su gobierno casi paralizado por el escándalo.

El Tribunal Superior Electoral (TSE) debe decidir sobre una vieja denuncia de que Rousseff y Temer recibieron donaciones ilegales durante la campaña de reelección de la mandataria en 2014.

La demanda fue presentada por la oposición inmediatamente después de esos comicios y tanto la Justicia como la opinión pública parecieron no darle importancia entonces.

Ahora, sin embargo, los adversarios de Temer ven el juicio como la llave para sacarlo del poder, mientras que sectores cercanos a él consideran la posible anulación del mandato por la Justicia como una "salida elegante" para el líder conservador.

"Lo que comenzó como un recurso de perdedores gana contornos de decisión histórica", resumía la revista Época las expectativas en torno al juicio.

El tribunal, por su parte, intenta deslindarse de las presiones y el ruido del drama político: "No le cabe al TSE resolver la crisis política", aseguró Gilmar Mendes, presidente de la corte y uno de los siete jueces que pueden poner fin al gobierno de Temer.

El avance del juicio (las sesiones están previstas del 6 al 8 de junio) y su desenlace son inciertos.

El proceso puede terminar en ese plazo con un veredicto explosivo que anule el resultado de 2014 y declare con ello la vacancia presidencial, o puede exculpar a Rousseff y Temer. Pero también es posible que la sentencia se aplace y el juicio se extienda más meses, como ya ocurrió en abril durante la vista previa.

El tribunal decidió entonces reabrir la recolección de pruebas por la avalancha de nuevas denuncias vinculadas con la constructora Odebrecht. La empresa, implicada en tramas corruptas por toda América Latina, actúa desde hace meses como informante de la Justicia y acusa a Rousseff y Temer de haber recibido fondos suyos.

Una de las estrategias de la defensa de Temer parece consistir justamente en la prolongación del juicio, dado que el tiempo corre a su favor: el Presidente estará en el cargo sólo hasta el 31 de diciembre de 2018, cuando termina el mandato original de Rousseff, a la que Temer sustituyó tras el impeachment del año pasado.

En caso de que ese mandato sea ahora anulado, el Congreso tendría que elegir a un jefe de Estado interino por el próximo medio año.

Los nuevos vuelcos del escándalo de corrupción alimentan en tanto a diario las especulaciones sobre el Presidente.

El sábado fue detenido uno de sus más estrechos colaboradores hasta hace poco, Rodrigo Rocha Loures, acusado en el mismo caso que implica a Temer. En el Palacio de Planalto crece ahora el temor a que Rocha Loures pueda delatar al mandatario, investigado por la fiscalía por corrupción, obstrucción a la Justicia y asociación criminal.

En caso de que esas pesquisas progresen, la Justicia podría abrir formalmente un proceso penal contra el Presidente.

El reciente escándalo se destapó el 17 de abril cuando se dio a conocer una denuncia del empresario Joesley Batista, que acusó a Temer de haber participado en tramas corruptas desde hace años.

Batista, dueño del gigante del sector de la carne JBS, presentó entre otras pruebas una grabación de audio que hizo a escondidas de una conversación entre Temer y él, en la que el Presidente parece avalar el pago de sobornos. El empresario llegó a un acuerdo de cooperación con la Justicia ("delación compensada") para evitar ir él mismo a juicio. JBS admitió haber sobornado durante años a políticos.

El caso de Temer está enmarcado en Lava Jato, una investigación sobre corrupción política que comenzó hace más de tres años inicialmente en la petrolera estatal Petrobras. La megacausa salpica en tanto a decenas de empresas y políticos.