Humberto Suazo acomoda el balón en el punto penal. Lo había pedido para que el reencuentro con Colo Colo y su hinchada sea total. Con un gol, su mejor carta de presentación, que inicie la fiesta en el Monumental, en el estreno del Clausura 2015, ante San Marcos de Arica.
Con toda la fe pateó la pena máxima. El delantero que llegó desde Monterrey, sin embargo, no salió corriendo con los dedos índices metidos en sus orejas. Sí se llevó las manos a la cabeza, pero con un gesto de lamento por la ocasión despilfarrada. Como anticipando el triste final de una jornada que debía ser una fiesta alba.
No hay excusa que le valga al hincha popular. Su equipo perdió 1-0 ante San Marcos de Arica, uno de los elencos más complicados con el descenso, en el inicio del campeonato de Clausura. Y eso, para un cuadro prometió pelearlo todo, es imperdonable.
Una cosa es querer marcar diferencias, otra muy distinta es conseguirlo. El deseo pocas veces se impone a la realidad y eso fue lo que lamentó ayer al conjunto de Héctor Tapia. Es verdad que intentó marcar diferencias de entrada y es verdad también que algunas combinaciones entre Jaime Valdés y Humberto Suazo alimentaron la ilusión de los fanáticos que repletaron el Monumental. Y no es menos cierto que con el correr de los minutos la visita empezó a tomarle la mano al partido.
No hubo sorpresas en la disposición del Cacique. Su técnico recurrió a la fórmula habitual. Cuatro en el fondo, dos contención, un enganche y tres delanteros. Cambiaron algunos nombres, eso sí. Claudio Baeza se instaló al lado de Esteban Pavez, Valdés asumió la conducción y en ofensiva debutaron dos de los refuerzos: Luis Pedro Figueroa cargado a la derecha y Suazo, por el centro.
Chupete, mientras tuvo la movilidad necesaria, dio muestra de una tendencia que acompañó su juego en las últimas campañas en México. La de engancharse y ser una especie de pivote de sus compañeros, con una pared o un toque de primera. Pero claro, una vez que su capacidad físico bajó, lo poco bueno de su rendimiento desapareció.
La historia se pudo escribir de otra forma si a los 35 minutos Suazo embocaba el penal. Fue un golpe duro para los dueños de casa, que gracias a Justo Villar (portentoso ante un disparo de Kevin Harbottle) no se fueron en desventaja. La fiesta corría peligro. Llegó el descanso, los 15 de minutos de espera y esperanza de un mejor cuadro para el complemento. Otra vez la oncena popular les falló a sus hinchas.
Y para empeorar todo, Arica entendió que podía atreverse más, que tenía espacios para buscar su propia hazaña, su fiesta. Villa empezó a trabajar en serio. En menos de cinco minutos tapó los disparos de Gabriel Sandoval, Renato González y del mismo Harbottle. La impaciencia, en cosa de nada, se transformó en miedo a un bochorno.
Claudio Maldonado, de hecho, sacó de la línea un cabezazo de Fernando Meza. El esfuerzo del volante, ocupado como central ante la ausencia del suspendido Barroso, sólo sirvió para demorar lo que llegó a los 73'. Centro de Pablo González, débil reacción de Villar (si el paraguayo se equivoca, es porque todo anda mal en Colo Colo) y Leonardo Ramos, recién ingresado, la envió al fondo del arco blanco.
El peor de los escenarios se concretó. San Marcos de Arica pasó al frente y el Cacique no supo cómo dar vuelta la situación. No alcanzó con Suazo; no alcanzó con Luis Pedro Figueroa; no alcanzó con un estadio lleno; no alcanzó con el deseo. Colo Colo sucumbió en la primera fecha del Clausura 2015 y llenó de dudas el futuro de una campaña que tiene desafíos mucho mayores, como el sueño de la estrella 31 y la Copa Libertadores.