Se quintuplican personas con discapacidad que rendirán PSU
En 2016, 92 postulantes con capacidades diferentes respondieron el test, mientras que este año llegan a 452.
Víctor Silva es ciego, tiene 23 años y hace tres rindió la Prueba de Selección Universitaria (PSU). La experiencia, según cuenta, no fue la mejor, porque para completar el test otra persona debió ayudarlo leyéndole las preguntas. "Tuve que estar en una sala aislado del resto de los postulantes, con un ministro de fe y con la persona que me leía la prueba, pero no tenía ninguna competencia, actitud ni entonación para asesorarme", relata.
Este problema se habría evitado, dice Víctor Silva, quien actualmente estudia Sicología en la U. Católica Silva Henríquez, si para el proceso hubiese existido un computador con un software especial para personas ciegas. El ejemplo de este joven es uno de los que el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) de la U. de Chile tomó en cuenta para hacer una serie de cambios que apuntan a la inclusión y equidad en la rendición de la PSU, según explica su directora, Leonor Varas.
Así, las modificaciones se realizaron partiendo desde el formulario de inscripción a la prueba, el que antes no incluía la consulta de si el postulante tenía alguna situación de discapacidad. Esto trajo como consecuencia que el número de personas con capacidades diferentes que rendirán la PSU este año se quintuplicó en relación a 2016, pasando de 92 a 452 postulantes. Ellos podrán responder el test pudiendo contar con algún ajuste, dependiendo de si su discapacidad es física, auditiva, visual, intelectual o psíquica.
La encargada del área de inclusión del Demre, Alejandra Maldonado, explica que "revisamos el proceso, evaluamos lo que funcionaba o lo que no, conversamos con el Servicio Nacional de la Discapacidad, el Mineduc, estudiantes que habían rendido la prueba años anteriores. Ellos nos contaron su experiencia y conocimos las barreras que enfrentaban al rendir la PSU".
Según indica Maldonado, "hasta el año pasado las personas con discapacidad eran tratadas como casos especiales, con una mirada médica, se les pedían certificados y nos dimos cuenta de que no estábamos en lo correcto". Desde el proceso en curso, son vistos como cualquier otro postulante, pero que requiere algún ajuste para poder desarrollar el test sin problemas.
De esta forma, por ejemplo, por primera vez las personas sordas que rindan el test, el próximo 27 y 28 de noviembre, podrán contar con un intérprete en lengua de señas en cada sala y durante todo el desarrollo de la prueba.
Leonor Varas, directora del Demre, destaca que "siempre nos preocupó la equidad, de abrir sedes para llegar a lugares apartados y defender los derechos de las minorías como son las personas aisladas, aquellos que están en las cárceles". Agrega que "antes considerábamos a las personas con discapacidad, pero nos preocupábamos de manera primitiva y ahora lo hicimos con un enfoque más moderno, que provocó un cambio en el números de inscritos".
Varas dice que el incremento en los postulantes en esta situación va a generar nuevos desafíos y exigencias a las universidades para asegurar que existan las mejores condiciones para recibirlos.
El rector de la U. Católica, Ignacio Sánchez, dice que el alza de personas con discapacidad que se inscribieron para rendir la PSU, "posibilita aumentar el acceso y las posibilidades de recibir a más estudiantes que antes se restaban del sistema; esto es una gran noticia para la educación superior del país".
Sánchez manifiesta que "debemos avanzar en las políticas de inclusión , para capacitar a más profesores, adaptar los currículum, mejorar la infraestructura y realizar todos los cambios necesarios para acoger de mejor forma a los estudiantes. En la UC tenemos el programa Piane, que ha tenido una gran actividad durante los últimos 10 años y que sirve a la inclusión, acogida y graduación de cientos de estudiantes".
El vicepresidente del Cruch y rector de la U. de Valparaíso, Aldo Valle, también destaca el avance en materia de inclusión y dijo que "aún tenemos retrasos inaceptables".
Él plantea que "los requerimientos de accesibilidad universal y de recursos especiales para el aprendizaje no pueden exigirse sólo a las instituciones. Sin estos apoyos, un mayor ingreso puede derivar en más frustraciones. En consecuencia, ante estos cambios tan positivos, las políticas públicas deben contribuir con mayor decisión para que estos estudiantes, además de poder ingresar a las universidades, puedan desempeñarse en condiciones de mayor igualdad y concluir sus carreras".
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