Sea quien sea que finalmente aterrice en el gobierno a partir de 2018, tendrá que enfrentar el desafío de levantar el crecimiento económico, reflexionó Sebastián Cerda, economista jefe de CorpResearch, manifestando que "sería un error esperar un mayor crecimiento sólo porque termina este gobierno". Así, el economista consideró necesaria una reforma tributaria que rebaje el impuesto de primera categoría, lo que podría reanimar la inversión privada. El mayor riesgo, planteó, es que se decida "elevar los impuestos para poder financiar los gastos comprometidos".
El mercado ubica sus perspectivas para el PIB 2017, en un rango de entre 1% y 2%. ¿Lo comparte?
Me parece que el 2% aún es probable, aunque más difícil dado que el cierre de 2016 fue más malo que lo que habíamos anticipado y hay un riesgo por el arrastre que pueda generar esto. Podríamos tener ayuda desde el sector externo, con un dólar más débil, recuperación de los commodities y una situación financiera levemente más favorable para las economías emergentes. Todo que podría ratificarse el segundo semestre. Pero no hay que olvidar que una meta del 2% es bien pobre.
¿Y se complica ese 2% aún más dada la huelga en la minera Escondida?
Todavía creo que el segundo semestre podría empujar algo más, pero es evidente que va a costar. Pero lo más preocupante y lo más triste es estar intentando llegar a un crecimiento de 2%.
Con un crecimiento de 2% o menos serán cuatro años de bajo desempeño económico. ¿A qué lo atribuye?
Este resultado en Chile se enmarca en un fenómeno global de bajo crecimiento, y también hay concordancia sobre el tipo de política económica que se adoptó, que básicamente cambió desde una visión bien orientada a un mayor crecimiento, a una basada en la redistribución de ingresos. Aquí destaca el tema tributario, pero también tiene que ver con la regulación, lo que ha tenido efectos en productividad y crecimiento.
¿A su juicio habría que modificar la reforma tributaria por lo que comenta?
La teoría económica dice que incrementar el impuesto de primera categoría tiene efectos negativos en crecimiento, porque afecta los incentivos a la inversión. En Chile han habido alzas importantes en ese tributo, y creo que sería interesante que en la campaña presidencial se discuta no solo cómo recaudar más, sino cómo hacerlo a través de impuestos lo más eficientes posibles. No hay una sola respuesta, pero puede enfocarse más hacia el crecimiento, en vez de la antigua discusión centrada en la redistribución del ingreso. Es una condición crucial para favorecer el crecimiento hacia adelante.
¿Apuesta entonces a que se dará eso?
Esto se deberá corregir. Y hay un riesgo importante; buena parte de la incertidumbre, a mi juicio, está asociada a que se elija un rumbo contrario, de elevar los impuestos para poder financiar los gastos comprometidos. Ahora, per se, un cambio de gobierno no es la receta mágica para volver a crecer. Se espera que vengan cambios significativos en políticas pro crecimiento. Es la expectativa del mercado, pero ninguno de los dos candidatos que lideran las encuestas, Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, se han pronunciado al respecto. No hay programas económicos todavía. Sería un error esperar un mayor crecimiento solo porque termina este gobierno.
Con todo, se advierte que las agencias clasificadoras podrían bajar la calificación de riesgo a Chile. ¿Es evitable?
Nos bajarán la calificación a menos que se recupere el crecimiento, eso es claro. No sé si este o el otro año, pero debemos recuperar tasas de crecimiento sustancialmente superiores. Los grandes esfuerzos de la actual administración en Hacienda, ajuste fiscal incluido, igual nos dejan en la misma senda.
Pero si este año se alcanza un PIB de 2% y el próximo en 2,5% como sugieren las expectativas. ¿Se podrá evitar?
No lo creo, al 2% y tanto, no lo creo.
¿Desde el punto de vista de las expectativas, éstas podrían comenzar a ser más optimistas en el segundo semestre o no?
Por cierto que el segundo semestre se ve mejor que el primero, pero tiene riesgos más altos que antes. Hay un panorama no descartable de que las expectativas se mantengan en niveles pesimistas. Pueden venir nuevamente sorpresas negativas en la segunda mitad del año y eso sería demasiado complicado.
¿Y el precio del cobre más alto no implicará un impulso adicional?
Es cierto que la minería es importante en la economía y también sobre la inversión privada, y si mejora el cobre eso sería algo favorable. Pero hay que tener cuidado; nada asegura que la recuperación del precio del cobre será permanente -no tenemos ninguna razón para pensar que será así- por lo que se mantiene la incertidumbre.
Además, cuando el cobre sube, lo hace para todo el mundo, por lo que la rentabilidad de los proyectos no aumenta sólo en Chile.