En la misma semana en que la Presidenta Michelle Bachelet salió en defensa del legado de su gobierno, el ex mandatario Sebastián Piñera contraataca señalando que un claro signo de la desaprobación de la actual administración es su posición en las encuestas. Con el mismo énfasis llama a quienes creen que es necesario un cambio de rumbo a que no "pierdan su voto en opciones que no tienen ninguna posibilidad".
La semana pasada, en Reportajes, la Presidenta Michelle Bachelet dijo que su gobierno había sido mucho mejor que el suyo en todas las áreas. Su comando replicó que la Mandataria había escogido desconocer la realidad. ¿Le parece que la Presidenta ha optado por intervenir en la campaña?
Más importante de lo que piense la Presidenta o piense yo es lo que piensan los chilenos, y los chilenos que ya se hicieron un juicio respecto de este gobierno. Por algo, el 80% de los chilenos piensa que Chile está estancado o retrocediendo, casi lo inverso de lo que pensaba cuando dejamos nuestro gobierno. Pero, además, hay indicadores objetivos. Por ejemplo, cuáles son las cinco principales preocupaciones de los chilenos. En crecimiento, creación de empleo y mejoramiento de los salarios este gobierno está andando a un tercio de la velocidad del nuestro. La delincuencia está avanzando y no retrocediendo, otro contraste. En salud, el acceso medido por las listas de espera está creciendo, nosotros terminamos con las listas de espera. En educación, logramos mejorar la calidad de la educación de la prueba Simce y hoy día está estancada. En materia de oportunidades y protección para la clase media, nuestro gobierno dio más oportunidades y más protección. Por tanto, la afirmación de la Presidenta no refleja la realidad. Pero no quiero polemizar con la Presidenta. La motivación de esta campaña no es el pasado, es el futuro, es proponerles a los chilenos un gran proyecto para que Chile sea un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades y seguridades para todos en ocho años.
Más allá de las cifras, no pocos señalan que el verdadero legado de Bachelet estará marcado más bien por un cambio político-cultural. ¿No encuentra que allí hay un punto?
Este gobierno ha logrado cosas importantes, dentro de ellas los esfuerzos en materia de transparencia y probidad. Pero ¿cómo se debe juzgar a los gobiernos? No se los debe juzgar por la cantidad de malas reformas que hacen. La reforma tributaria frenó el crecimiento, la inversión, la innovación, el emprendimiento. La reforma laboral frenó la capacidad de crear empleos y transfirió el poder desde los trabajadores hacia los sindicatos. La reforma educacional tiene a la educación estancada y enfrentando una verdadera crisis. A los gobiernos hay que medirlos por lo que mejoran y aportan a una mejor calidad de vida de las personas. Sin duda, lo que queremos es un gobierno muy distinto al actual. Nuestra principal motivación es que Chile sea un país más unido, más respetuoso, más tolerante y que considere a todos en sus derechos y también en sus deberes.
Las reformas que ha mencionado se consideran derechos adquiridos para los chilenos, al punto que parte de su campaña es asegurar que estos cambios no van a ser reversibles en un eventual mandato suyo...
Cómo va a ser un derecho adquirido un país estancado, que no crece, que no crea trabajo, que no mejora los salarios. Cómo va a ser un derecho adquirido una reforma laboral que les quitó a los trabajadores su derecho a decidir y lo transfirió a las cúpulas sindicales. En otros frentes usted tiene razón. Quiero ser muy claro: no le vamos a quitar la gratuidad a ningún estudiante, venimos a poner y no a quitar patines, venimos a igualar hacia arriba y no hacia abajo. Pero las reformas tributaria, educacional y laboral tienen fallas estructurales que las vamos a corregir.
La Presidenta tiene un punto cuando señala que los cambios que ha promovido no van a poder ser eliminados de un plumazo...
Los malos cambios, las malas reformas, vamos a intentar mejorarlas. Los buenos cambios, los vamos a mantener y fortalecer. El gobierno dirá hicimos esto, hicimos esto otro. Pero las tres grandes reformas han perjudicado y deteriorado la calidad de vida de los chilenos. ¡Cómo va ser eso algo de lo cual podamos sentirnos orgullosos!
Usted no logró lo continuidad de su gobierno en 2013. La candidata presidencial de su sector sacó el 25% de los votos en primera vuelta y el 38% en la segunda. ¿Como ve ese rechazo de la ciudadanía a su legado?
Es cierto, no ganamos la elección presidencial de 2013, creo que por dos razones. Primero, porque la entonces candidata Michelle Bachelet era una formidable candidata. Y segundo, porque cometimos muchos errores. Tuvimos cuatro candidatos presidenciales en los últimos cuatro meses de campaña. Pero cuando vamos a la evaluación, el apoyo que tenía el gobierno y el Presidente era de más del 50%. Por algo hoy día la ciudadanía nos está dando un tremendo respaldo, porque sabe que esta elección es muy importante. Esta elección presidencial es la más importante desde que recuperamos la democracia, y hay dos caminos: uno es insistir en un camino equivocado, que ha generado frustración y estancamiento en muchas áreas. El otro camino, que lo representamos nosotros, es corregir los errores, poner a Chile de pie, en marcha.
Su historia y la de Bachelet han estado ligadas en los últimos 15 años. ¿Cómo ve la relación política que hay entre ustedes?
Yo la respeto, la conozco hace muchos años, de mucho antes de que ella fuera política. No pongo en duda sus buenas intenciones. Yo creo que las tiene. Creo que todos queremos lo mejor para Chile. Lo que yo digo, con respeto, pero con franqueza, es que ha hecho un muy mal gobierno y lo digo con antecedentes cuando las tres principales reformas (tributaria, laboral y educacional) tienen el rechazo de la mayoría de los chilenos. Se partió de un diagnóstico equivocado: creer que todo lo que juntos habíamos hecho desde que recuperamos la democracia había que pasarle una retroexcavadora y eliminarlo desde las raíces fue un error. La ideología de creer que el Estado tiene que ser el gran protagonista y que las personas y la sociedad civil tienen que subordinarse al Estado es otro gran error. La falta de capacidad para implementar buenas políticas... El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Chile se merece un gobierno mejor.
Cuando hay cuatro candidatos que se disputan ser el heredero político de Bachelet da la impresión de que esta elección es una nueva disyuntiva entre usted y Bachelet...
No sé qué candidatos se disputan ser los herederos de este gobierno, porque ninguno dice que repetiría todo lo que se ha hecho, y si ellos creen que seguir por un camino equivocado es el buen camino para Chile, creo que están alejados de la realidad. La candidata no es Michelle Bachelet. Usted no me ha escuchado nunca descalificar a la Presidenta, ni descalificar a ningún otro candidato, porque son mis adversarios, pero no mis enemigos. Mis enemigos son la pobreza, la delincuencia, la falta de oportunidades, por eso me desilusionó ver el comunicado del comando de Alejandro Guillier, porque está lleno de falsedades, de odiosidad.
Ahí se asegura que su gobierno sería un riesgo para Chile...
Decía mucho más. Decía que ellos eran los que representaban a la gente, no sólo a las minorías. Ellos eran los buenos, nosotros los malos; que ellos gobernaban para los que más lo necesitaban y nosotros para los que menos necesitaban, puras falsedades, yo esperaba que hubiera habido más ideas, propuesta, nobleza, no había nada de eso. En segundo lugar, refleja un error conceptual de la izquierda, la izquierda piensa que ellos son los únicos que tienen legitimidad para gobernar y eso no solamente es profundamente antidemocrático, es una falta de respeto a los ciudadanos chilenos; son los ciudadanos los que van a decidir quién es el próximo Presidente y no los encargados de comunicaciones del comando de Guillier.
La Presidenta es muy valorada en el extranjero, de hecho, va a asumir un rol nuevamente en la ONU. ¿Cómo interpreta eso?
La Presidenta tiene una alta valoración y de eso me alegro, pero pienso que la Presidenta -de repente-, y lo dijo Eugenio Tironi, está gobernando para la élite de las Naciones Unidas y no está gobernando para los chilenos. Cuando la mayoría de los chilenos le dicen las reformas son malas, hay que corregirlas, ¿qué haría un buen Presidente? Escuchar a la gente. ¿Qué hace la Presidenta? Insiste en un camino equivocado.
Si tiene la convicción de que existen otras prioridades, ¿por qué no retroceder en la gratuidad universal en educación superior?
Por una razón muy simple, porque uno va avanzando de acuerdo a lo que han hecho los gobiernos anteriores, por eso hemos dicho que no le vamos a quitar la gratuidad a nadie, pero vamos a establecer un sistema mucho más justo y eficaz para asegurarnos que todos los niños y jóvenes van a acceder a educación de calidad y que van a pagar no las familias, porque las familias no pueden pagar hoy día -de clase media-, van a pagar cuando estén trabajando en la medida en que tengan altos ingresos. Siempre he dicho que vamos a respetar lo que tenemos hoy día, pero hacia el futuro vamos a dedicar los escasos recursos que tenemos, porque este gobierno nos está dejando una mochila en materia de déficit fiscal y deuda pública, lo vamos a dedicar a las prioridades de verdad. A los niños, a los enfermos, a la seguridad ciudadana, a los pensionados.
¿Y ese criterio de respetar lo que se ha aprobado por ley no opera en el caso de la despenalización del aborto, donde ha anunciado que va a hacer correcciones?
He dicho que vamos a perfeccionar y fortalecer el mecanismo de acompañamiento de las mujeres que enfrentan embarazos vulnerables, porque hoy día ese sistema de acompañamiento es muy débil. Solamente hay financiamiento si lo hace el Estado, yo creo que en una sociedad libre, cada mujer tiene derecho a elegir quién del Estado o de la sociedad civil va a cumplir esa labor de ayudarla, acompañarla y apoyarla, eso lo vamos a perfeccionar. En muchos casos los países van tomando decisiones y un Presidente no puede venir a cambiarlo todo, pero sí tiene que decir a partir de lo que recibimos hacia adelante vamos a enmendar el rumbo para poner las prioridades de la gente en el corazón de las prioridades del gobierno y no en las prioridades de un eventual legado o de los expertos de las Naciones Unidas.
Recordaba una minuta del comando de Alejandro Guillier. Usted lo conoció, fue su jefe, ¿es muy distinto el Guillier candidato de la persona que trabajó con usted?
Conozco a Alejandro Guillier, también conozco a Beatriz Sánchez, y les tengo respeto, pero sigo con un firme propósito de no porque sean contendores vamos a caer en la guerra sucia. Y a Alejandro Guillier lo conocí, lo conozco y trabajamos juntos. Teníamos una muy buena relación, le tengo aprecio, obviamente que como estamos compitiendo se generan los típicos roces, pero ojalá mantengamos un límite y el límite es no caer en las bajezas y en las falsedades.
Menciona la situación de José Antonio Kast, ¿cómo se convoca ese electorado? ¿Cómo va a buscar a ese electorado que ha sido tan crítico de su figura?
Nadie es dueño de los votos. Los candidatos que creen que son dueños de sus votos se equivocan. Vamos a buscar los votos de todos los chilenos que quieren un cambio y vamos a hacerlo con ciertos principios básicos: buscar la unidad entre los chilenos, recuperar la capacidad de diálogo y acuerdos, entender que Chile nos pertenece a todos y que todos somos chilenos, por tanto, en nuestro gobierno va a haber un espacio para que todos aporten, pero también nos vamos a preocupar de que todos los chilenos reciban lo que les corresponde en justicia.
Kast ha logrado movilizar a un electorado muy particular, a buena parte de éste se le conoce como el mundo militar que se ha mostrado decepcionado con usted... ¿Hasta qué punto está disponible a ceder para convocar una vez más a ese voto?
La familia militar no tiene dueño, así que los que creen que representan, interpretan o son los portavoces de la familia militar están apropiándose de algo que no les pertenece.
¿Qué le parece la propuesta de Kast sobre la tenencia de armas?
En Chile es legítimo que una persona tenga armas si las tiene registradas y dentro de la ley, pero pensar o insinuar que cada uno tiene que asumir su propia defensa... ¿Cuántos chilenos tienen la posibilidad de tener armas y saber utilizarlas para defenderse? No creo en un país en que cada uno tenga que tomarse la ley y la justicia en sus manos y preocuparse de su seguridad.
Se trata, sin embargo, de un discurso que es bastante efectista. ¿Cree que este tipo de propuestas o la militarización de La Araucanía, que también propone Kast, responden a una convicción personal o son medidas más bien de corte populista?
No, no quiero juzgar intenciones. Pero mire el problema de la lucha contra el terrorismo no es de músculo. Carabineros tiene la capacidad suficiente para controlar a 100, 150 o 200 personas que están actuando y cometiendo actos terroristas. Lo que falta es inteligencia. Chile está siendo muy ingenuo en la forma en que ingresan los delincuentes. En nuestro gobierno vamos a poner filtros más exigentes. Por ejemplo, vamos a controlar los antecedentes penales y las personas que han cometido delitos en sus países, que son prófugos de la justicia, no los vamos a dejar entrar. Sí vamos a dejar entrar a los que vengan legalmente a iniciar una nueva vida, a aportar al desarrollo de nuestro país, a integrarse, pero no a los que vienen solamente a causar daños. Les vamos a cerrar la puerta en la medida de lo posible, pero vamos a tener la voluntad y la decisión para hacerlo.
¿Qué propuestas va a recoger para convencer a los partidarios de Kast de votar por usted en segunda vuelta, aunque su llamado es a que no voten por él en primera vuelta?
Pido que votemos en forma reflexiva, madura, es demasiado lo que está en juego en esta elección. Y muy simple: les digo a las personas si usted cree que Chile va por mal camino, si quiere un cambio, vote por la persona que mejor representa y que más posibilidades tiene de implementar ese cambio en primera y en segunda vuelta. Eso es lo que digo, es sentido común.
¿Hay puntos de encuentro entre lo que usted representa y lo que representa Kast hoy día?
Hay puntos de encuentro, pero también hay diferencias. Quiero interpretar a una mayoría de chilenos. No soy un candidato de nicho que busca ubicarse en pequeños nichos. Quiero ser el Presidente de todos los chilenos y para eso tengo que tener una visión más comprensiva y representar a una mayoría. Por eso que la diferencia entre los candidatos que saben que no van a ganar, que pueden decir cualquier cosa, y los candidatos que creemos que vamos a ganar. Creo que me he ganado el derecho a que los chilenos sepan que prometemos lo que creemos que vamos a cumplir y no voladores de luces ni vender humo y que vamos a hacer lo mejor y entregar lo mejor por cumplir los compromisos que asumimos .
En segunda vuelta usted va a tener una disyuntiva: convocar a esta derecha dura que se está aglutinando en torno a Kast o a un electorado de centro que probablemente va a quedar sin candidato. ¿Cuál electorado es más consistente con sus ideas de gobierno?
Uno busca convocar a todos los ciudadanos que compartan valores y principios. Pero yo no soy una persona de extrema derecha, me considero una persona de centroderecha, soy una persona que siempre ha buscado los acuerdos, el diálogo, la unidad. Detesto los extremos, porque los extremos conducen a grandes fatalidades.
Se transluce una cierta nostalgia por este viejo anhelo suyo de gobernar con la DC...
Usted sabe que yo tengo respeto por muchos personajes de la DC, tuve el privilegio de ser amigo del Presidente Aylwin, de Gabriel Valdés...
¿Va a convocar a la DC a un gobierno nuevo?
Más que convocar a las cúpulas, porque a veces las cúpulas están demasiado amarradas, pero naturalmente que a los ciudadanos... Ahora que tenemos un apoyo de 45% en la encuesta Cadem, en eso también hay mucha gente de centro, que en el pasado votaba por la DC, que se dio cuenta de que la DC se metió en un camino equivocado.
¿Usted se siente más cercano de las ideas que representa Goic que a lo que representa Kast?
Me siento como un hombre de centroderecha que no busca los extremos, que no busca agudizar las diferencias, que entiende que un buen Presidente tiene que ser de todos los chilenos. Desde ese punto de vista, insisto, nunca he sido extremista y siempre he creído en la unidad, el diálogo y los acuerdos. Voy a buscar la unidad y el diálogo y acuerdos con todos los que crean en ellos.
Una de las críticas recurrentes a su gobierno es la cantidad de ex funcionarios que se han visto envueltos en casos de corrupción. Usted ha defendido la presunción de inocencia, pero ¿ha pensado si esa gente va a estar convocada a su equipo o va a elevar el estándar?
Nosotros hicimos un esfuerzo grande la primera vez de analizar muy bien los antecedentes, la historia, de los colaboradores del gobierno. Obviamente, es imposible que esos filtros sean perfectos, y probablemente algunos no estuvieron a la altura de sus deberes.
¿Se atreve a dar los nombres?
Me parece muy bien que la fiscalía investigue y que los casos sean llevados a la justicia. Eso lo apoyo y creo que es necesario para una sociedad más sana. Pero también es cierto que existe la presunción de inocencia, no soy la persona indicada para estar diciendo quién es culpable y quién no lo es. Para eso están los tribunales. He aprendido que cuando tengamos el fallo de la justicia, que es la que tiene la responsabilidad de determinar la responsabilidad penal, la responsabilidad política la determinan los ciudadanos que van a tener que votar, y la responsabilidad moral la determina cada uno en su conciencia y ante Dios.
Usted mismo ha señalado que siente que algunos de sus ex colaboradores no estuvieron a la altura de las circunstancias. Y como es enemigo de la generalización, le pedimos que precise.
Por ejemplo, le pedí la renuncia al subsecretario Pablo Wagner, porque no estuve de acuerdo en la forma en que había cumplido su labor. Y, por lo tanto, sin duda que un Presidente nunca va a estar libre de que se cometan errores o delitos.
¿Hace una distinción respecto de la situación de Pablo Longueira, que fue ministro suyo?
En el caso de Longueira, su caso está siendo investigado y está bien que sea investigado. No me opongo a que se investigue y, por tanto, no hago defensas corporativas, pero sí creo y respeto la presunción de inocencia. Por tanto, cuando la investigación termine, vamos a poder tener un juicio con todos los elementos de información arriba de la mesa para no anticiparnos y no prejuzgar, que se ha transformado en un deporte nacional.
¿Pero va a establecer un estándar distinto en la nominación de sus colaboradores?
Naturalmente que uno aprende. No hay mejor escuela para ser Presidente que haber estado cuatro años en La Moneda. Es ahí donde más uno aprende a ser Presidente, porque en ninguna parte lo enseñan. Por eso, yo siento que la experiencia que adquirí, el aprendizaje que obtuve, me va a permitir ser un mejor Presidente si la gente decide darme esa responsabilidad.