Hace unos años Sebastián Silva no tenía demasiado claro si lo suyo era la música, el arte o el cine. Decidió probar suerte en las tres. Siempre con un pie en EEUU y otro en Chile, Silva partió por el dibujo. En 2004 hizo su primera exposición en la Adam Baruchowitz Gallery, de Nueva York, donde exhibió una docena de telas gigantes plagadas de coloridas caricaturas y escenas fantásticas: elefantes que atacan la ciudad con sus trompas furiosas y personajes antropomorfos con caras de cerdos, osos y perros, que hacían las veces de superhéroes. Se vendieron todas. Sin embargo, el dibujante no se convencía de volcarse de lleno a los pinceles y en paralelo, seguía grabando discos con su grupo hip-hop CHC y soñando con rodar una cinta algún día.
A los dos años dio el gran salto. En 2006 escribió junto a Pedro Peirano La vida me mata. Filmada en blanco y negro, la elogiada y extravagante historia de un joven depresivo, que intenta sobreponerse a la muerte de su hermano, le abrió las puertas al circuito más underground del cine local, para luego consagrarse en 2009 con La nana. Su segundo largometraje superó todas las expectativas: ganó un premio en Sundance, el festival más importante del cine independiente, y una nominación a los Globos de Oro.
Cuando parecía claro que la balanza se había inclinado hacia el cine, Silva descubrió que era incapaz de dejar el dibujo. A tres años de su gran éxito en la pantalla grande, el director radicado en Nueva York llega en agosto para afinar los detalles de su primera exhibición de pintura en Chile. "Siempre me debatí entre el cine o la pintura. Después de todo, creo que nunca podría abandonar el dibujo: es algo que llevé demasiado lejos y es parte de mi vida", afirma Silva. "Los tiempos de espera entre el rodaje y la producción de una película son tan largos que entremedio nunca dejé de dibujar y pintar".
La exposición 4 cosas, 4 mundos se inaugura el 6 de septiembre en la nueva sala XS. Dedicada al arte joven, se instalará en el segundo piso de la galería AMS Marlborough. El espacio parte el 10 de agosto con una muestra colectiva de artistas sub 35, como José Benmayor, Paula Dittborn, Vazko y Nicolás Radic. "Mi idea es refrescar el circuito de Alonso de Córdoba con artistas que exponen en el centro y, al mismo tiempo, abrir una plataforma comercial para estos jóvenes talentos. Será algo lúdico y con precios accesibles, desde los $ 100 mil a los $ 700 mil", dice Ana Jorquiera, quien por tres años se desempeñó como curadora en el Salón Tudor, del Cerro San Cristóbal.
SECRETOS Y RODAJES
En su exposición, Silva mostrará los trabajos de sus últimos dos años, que ya expuso en marzo en Miami. Se trata de pinturas en acrílicos y tinta, con personajes borrosos y manchados, que dejan de ser caricaturas para acercarse cada vez más a la abstracción. "Creo que es un síntoma de la madurez. He ido variando a una técnica más pictórica, pero sigo siendo muy narrativo. Aquí hablo sobre el engaño, las mentiras, los secretos que cada uno esconde", dice el artista, que mantiene un departamento en Brooklyn y cerca un taller donde desarrolla sus pinturas.
En agosto, el cineasta espera concretar además la filmación de su próxima película, Magia Magia, que ya confirmó un elenco estadounidense liderado por Michael Cera (Juno), Emily Browning y Juno Temple, pero del que Silva no quiere adelantar más detalles, ya que por ahora el rodaje se mantiene estancado y en espera de financiamiento. Eso sí, a mediados de diciembre va a estrenar en Chile su última cinta, Gatos viejos, con Bélgica Castro, Alejandro Sieveking, Claudia Celedón y Catalina Saavedra, quien también se repetirá el plato en Magia Magia. "Ese es el problema del cine y de por qué no abandonaré nunca la pintura. En el cine siempre estoy dependiendo de otras personas para hacer lo que quiero. En la pintura no tengo que preguntarle nada a nadie", dice Silva.