SEC cortó suministro de gas a 3.500 edificios en 2016 por riesgo inminente

sello

Medida extrema es parte de protocolo de la superintendencia durante las inspecciones obligatorias para renovar sello verde. Pese a que la certificación es obligatoria cada dos años, un 7% está con sello rojo o fuera de norma al día de hoy.




Un total de 3.500 edificios en el país presentaron deficiencias tan riesgosas en sus instalaciones de gas, mientras eran inspeccionados el año pasado, que obligaron por seguridad al corte inmediato del suministro por parte de las empresas proveedoras. La acción corresponde a un sistema preventivo en el cual, detectada la pérdida, el organismo técnico que hace la inspección notifica a la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC) y ordena a la empresa distribuidora el corte de gas al edificio. "La mayoría se dio al verificar algún nivel de fuga, ya sea desde los artefactos, en las conexiones entre la cocina y la tubería, en la conexión con el medidor o en la red interna. Estas fugas son un riesgo inminente", explica Luis Ávila, superintendente de Electricidad y Combustibles. "Lo más relevante es que las emergencias asociadas a la instalación de gas en 2016 se redujeron un 10%, y a abril de este año redujimos un 15% adicional", agregó Avila (ver infografía).

Para Humberto Verdejo, director de Ingeniería Eléctrica de la U. de Santiago, esta cifra de cortes preventivos es preocupante, y recomienda intensificar la educación en autocuidado. "Esto es una alarma para las autoridades y los usuarios finales. La gente desconoce que el instalar equipamientos eléctricos o a gas, debe ser realizado por personal competente. Muchas veces se opta por lo barato y rápido en lugar de trabajar con personal certificado ", dice Verdejo.

En el caso de los edificios, por ser comunitarios, por ley desde 1999 deben revisarse obligatoriamente cada dos años, para mantener el sello verde que certifica que es un lugar seguro. Es precisamente en estas inspecciones obligatorias, realizadas por organismos técnicos inscritos en la SEC, la oportunidad para que los administradores sepan cuáles son las reparaciones y mantenciones que deben hacerse a la brevedad. Solo después de este proceso, el edificio podrá renovar su sello verde que implica un 100% de cumplimiento. Si quedan puntos pendientes, obtendrá el sello amarillo o el rojo, hasta demostrar que tienen todo en regla.

Sello verde en casas

Otra es la situación de las casas y condominios, donde la certificación es voluntaria, a excepción de las construidas a partir de 2006. En las nuevas viviendas contar con sello verde es requisito para ser vendida al primer dueño. Pasados los dos años de vigencia, es decisión del propietario renovar el sello. Lo mismo ocurre para los dueños o arrendatarios de casas anteriores a 2006, o posteriores con certificación vencida. "Lo que hace el sello verde es entregar una garantía inicial de uso, lo cual no implica que posterior al uso no se produzca deterioro. Muchas veces se genera una sensación de seguridad teniendo el sello, cuando en realidad debería haber un ejercicio normal de prever y revisar las instalaciones", advierte David Jarret, experto de la Facultad de Ingeniería de la U. de Valparaíso. "Si hay una mala instalación posterior, el sello verde no lo va cubrir. La correcta manipulación es clave", agrega.

Como esta certificación no es obligatoria, las deficiencias en los hogares son reiteradas. "Todos los días veo a gente que sigue usando mangueras de plástico para sus conexiones, o tienen el calefont en el baño, cuando todos saben que es un peligro. La mayoría busca reducir el presupuesto al máximo. Eso, hasta que ocurre un accidente", señala Rodrigo Pizarro, instalador del sitio quincañeria.cl.

La recomendación compartida de los expertos es contratar siempre personal calificado, y si se percibe olor a gas cortarlo inmediatamente, evitar prender luces o enchufar artefactos, y ventilar. "Como el gas licuado es más pesado y queda a nivel de suelo, no basta abrir las ventanas, también hay que abrir las puertas", advierte Wolfram Jahn, académico de Ingeniería Mecánica y Metalúrgica de la UC.

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