En la punta de la pirámide del mercado inmobiliario de Nueva York se está gestando una batalla política.
La industria de los bienes raíces se está movilizando para echar abajo el proyecto de gravar con un impuesto a los propietarios no residentes de los apartamentos valuados en más de US$5 millones, con el fin de que la ciudad más grande del mundo no siga los pasos de Londres, Hong Kong y Singapur en obtener dinero adicional con las propiedades emblemáticas.
El brazo de lobby de la industria, la Real Estate Board of New York, dice que la medida alejará a los inversores que dan impulso a una actividad que sostiene 500.000 puestos de trabajo y genera el 40% de los ingresos de los cinco municipios. Los agentes inmobiliarios advierten que se producirá una catástrofe económica si los funcionarios aplican un impuesto al lujo a los apartamentos pertenecientes a quienes viven fuera de la ciudad menos de la mitad del año.
"El primer correo electrónico que recibí ayer al despertarme era de un hombre que estaba a punto de firmar un contrato de US$25 millones y que me dijo: 'No voy a firmar esto hasta que entienda mejor cuáles son las implicancias de este nuevo impuesto a los pied-á-terre'", contó en una entrevista Pamela Liebman, máxima responsable ejecutiva de la firma inmobiliaria Corcoran Group.
La idea va contra la "reputación de Nueva York de ser una ciudad que da la bienvenida a ciudadanos de todo el mundo", dijo.
La medida permitiría recaudar alrededor de US$665 millones anuales al exigir a los neoyorquinos que no viven de manera permanente en la ciudad pagar un sobrecargo de 0,5 por ciento por las viviendas valuadas en más de US$5 millones. El gravamen aumentaría gradualmente hasta 4% por las unidades valuadas en más de US$25 millones.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha dicho que la desigualdad de ingresos es una cuestión definitoria y ya perdió una batalla para elevar los impuestos a los más ricos, dijo estar analizando la propuesta y sigue indeciso. De Blasio, que es el primer demócrata que dirige el ayuntamiento en veinte años, perdió una apuesta a gravar a quienes tienen ingresos superiores a los US$500.000 para financiar un servicio universal de guarderías infantiles de jornada completa. El plan fue rechazado por la legislatura del estado, que debe aprobar los cambios en las políticas impositivas de la ciudad. Finalmente, se lo financió con el presupuesto del estado.
La ciudad con mayor número de habitantes de los Estados Unidos no sería la primera en poner los ojos en el mercado de las propiedades emblemáticas para obtener ingresos de los propietarios ausentes y frenar la espiral de aumentos de precios. Las personas que viven fuera del Reino Unido tendrán que empezar a pagar un impuesto a los aumentos de capital por la venta de viviendas a partir de abril de 2015. Hong Kong y Singapur cobran impuestos a las compras más altos a los no residentes.