Hasta noviembre del 2008, la pequeña compañía fílmica Summit Entertainment acumulaba 12 años de películas de escaso éxito. En el 2006, sin embargo, un ejecutivo despistado de Paramount Pictures consideró que los derechos cinematográficos de las dos primeras novelas de vampiros de Stephenie Meyer no tenían potencial comercial y recomendó deshacerse de ellos al mejor postor. Aquella fue la hora de gracia de Summit, que cogió el guante con gran cuidado y dos años después estaba estrenando Crepúsculo.

La película ha recaudado hasta ahora US$ 383 millones, transformándose en la más clara saga sucesora de Harry Potter en términos de taquilla. El próximo 26 de noviembre se estrena en Chile Luna nueva, la segunda parte de una serie que proyecta llevar al cine las cuatro novelas de Meyer. El filme sigue el romance adolescente entre la mortal Bella Swan (Kristen Stewart) y el estilizado vampiro Edward Cullen (Robert Pattinson). Un imprevisto desata la huida de Edward a Italia, mientras Bella se queda en casa y profundiza su amistad con Jacob, que desciende de hombres lobo.

En general, la primera parte de la saga fue bien recibida por la crítica, pero sobre todo probó que los seguidores de Stephenie Meyer se podían multiplicar en las salas de cine.

En una galaxia muy diferente se ubica otro de los filmes de vampiros, el sueco Déjame entrar (2008), programado para noviembre. Sin estrellas adolescentes de Hollywood ni un bestseller como plataforma comercial, la cinta se ha ganado su lugar como uno de los estrenos más elogiados del 2008 en EEUU. Las comparaciones con Crepúsculo fueron inevitables: "El estilo del director de Déjame entrar es tan elegante y lacónico como el de Crepúsculo es amateur y exagerado", dictaminó Joe Morgenstern, de The Wall Street Journal. La cinta sueca está ambientada en un suburbio de Estocolmo, a principios de los años 80. Ahí llega a vivir Eli, una chica  vampiro de 12 años que traba amistad con Oskar, muchacho que sufre las golpizas de los matones del curso. Eli se transforma en su invencible ángel guardián. La cinta se basa en la novela homónima de John Ajvide Lindqvist (ver ficha) y por esas cosas de nuestra cartelera, ya se puede arrendar en algunos videoclubes.

A estas películas se agrega El aprendiz del vampiro, inspirada en una serie de tres volúmenes del escritor irlandés Darren Shan. La cinta, protagonizada por John C. Reilly, mezcla horror y aventuras a través de las correrías de un chico ayudante de un vampiro milenario.

Gran parte del resurgimiento de los filmes de vampiros se debe al éxito de Meyer, aunque  el mito de esta criatura siempre ha sido atractivo para el cine y la literatura. Combinación simultánea de erotismo, horror y anhelo de inmortalidad, el vampiro es perfecto para el arte. Tal como lo expresaba el director mexicano Guillermo del Toro (Hellboy) en The New York Times, "el vampiro proporciona a los mortales algo que otros monstruos niegan: la vida eterna".