Un hombre que se describió como "terrorista" liberó a un empleado del hotel en que se hospedaba que mantuvo como rehén en Brasilia y se entregó a la policía, después de siete horas. El sujeto exigía la renuncia de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, entre otras peticiones de carácter político.

De acuerdo a la prensa local, el secuestrador identificado como Jac Souza dos Santos, es un político del conservador Partido de la República (PR) de 30 años de edad que fue concejal de la ciudad de Combinado, en el estado de Tocantins.

Según el diario O Globo, el secuestrador le habría sacar el chaleco con explosivos a su rehén, pero lo mantenía esposado y con su arma en el bolsillo, antes de rendirse. Tras ser libera, el trabajador del hotel fue trasladado en helicóptero al hospital.

Mientras las negociaciones se llevaban a cabo la policía dispuso de francotiradores que estaban ubicados en varios puntos del hotel. Según informa Folha de S. Paulo, tanto el arma como los explosivos del chaleco que llevaba el rehén eran falsos.

La policía había dicho más temprano que tenía un 98% de certezas, que los explosivos del chaleco fueran efectivamente dinamita.

Las exigencias del secuestrador eran de carácter político, como la aplicación de la Ley de la Ficha Limpia -que impide la candidatura de los políticos condenados en tribunales colegiados de Justica- y la extradición del italiano Cesare Battisti.

GloboNews - Ao Vivo

Según indica la agencia DPA, Battisti fue condenado en Italia a prisión perpetua por cuatro asesinatos cometidos en la década del 70, cuando integraba la organización izquierdista Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), pero niega haber practicado estos crímenes.

Pese a que su extradición a Italia fue autorizada por el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, en diciembre de 2010 el entonces presidente Luiz Inacio Lula da Silva optó por autorizar su permanencia en el país sudamericano.

Por otra parte, el diario Folha de S. Paulo reveló que el secuestrador habría escrito tres cartas de despedida a su familia en el que según la policía describe estar desesperado y su deseo de "cambiar el panorama del país".

En el momento de la acción, en el hotel Saint Peter estaban unas 300 personas, entre huéspedes y empleados, que fueron desalojadas.

Algunos testigos dijeron a periodistas que el hombre, que tomó de rehén al empleado del hotel, golpeó armado las puertas de varias de las habitaciones del decimotercer piso y luego obligó a salir a sus ocupantes, mientras anunciaba una supuesta acción "terrorista".

Según informó la policía, al menos tres negociadores han iniciado contactos con el asaltante a fin de lograr la liberación del rehén y su rendición.