Sed de vivir: los cien años de Kirk Douglas

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Hace 60 años el actor interpretó a Van Gogh y tuvo su tercera nominación al Oscar. Mañana Douglas celebra su cumpleaños número 100 y anuncia un revelador libro de correspondencia entre él y su esposa.




Está todo listo, dispuesto y en marcha. Los partes de la fiesta ya han sido despachados hace semanas y los destinatarios (entre ellos Steven Spielberg y Jeffrey Katzenberg) ya han confirmado su asistencia. Mañana en la tarde, en pleno barrio de Beverly Hills, Hollywood se apresta a celebrar el cumpleaños número 100 de su más célebre veterano: Kirk Douglas. El maestro de ceremonias será su hijo Michael.

El protagonista de Espartaco (1960), que posee una salud ejemplar, tiene prohibidos los tragos hasta que llegue la ceremonia. Ahí será su propio doctor quien le sirva una copa de vodka, la única bebida alcohólica que probablemente conocían sus padres, dos pobrísimos inmigrantes ruso judíos llegados a Nueva York a principios del siglo XX. Nacido el 9 de diciembre de 1916, Douglas se ha dedicado en los últimos días a pregonar en todas la direcciones posibles que su longevidad es el resultado de su prodigioso matrimonio de 62 años con Anne Buydens. "Tuve la suficiente suerte de encontrar a mi alma gemela hace 63 años. Creo que nuestro maravilloso matrimonio y nuestras 'horas doradas' de conversación nocturna me ayudaron a sobrevivir a todo", escribió hace poco en Closer Weekly.

Sin ir más lejos, ayer se anunció el lanzamiento del libro Kirk and Anne: Letters of Love, Laughter, and a Lifetime in Hollywood, que reúne una serie de cartas entre Douglas y su esposa, desde 1954 hasta hoy. Más allá de las infidencias de la centenaria pareja, la gran promesa de la publicación es la presencia de varias historias donde desfilan una serie de luminarias, entre ellos Frank Sinatra, Burt Lancaster, John Wayne, Gregory Peck, Lauren Bacall o Marlene Dietrich. También hay referencias a varios presidentes y sus respectivas primeras damas, desde John Kennedy y Jackie hasta Bill Clinton y Hillary, pasando por Reagan y Nancy.

Con una gran capacidad para transitar de villano a héroe, Douglas tuvo tres nominaciones infructuosas al Oscar: por el rol de un boxeador en El campeón (1949), como un maldito productor de cine en Cautivos del mal (1952) y como Vincent Van Gogh en Sed de vivir (1956). En 1960 produjo y protagonizó Espartaco y a la larga le dieron el Oscar honorario en 1996. Sin embargo es aquel rol de Van Gogh el que quizás lo vio en su mejor momento. El título de la cinta lo decía todo y tal vez pueda resumir la propia furia existencial que motivó cada personaje que Douglas abordó en el cine y que ahora lo llevará a los cien años de vida.

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